Cuando me niego a hacer una cosa que repugna a mi conciencia, yo uso la fuerza del alma. Por ejemplo, el gobierno en turno ha aprobado una ley aplicable a mí. Yo no la comparto. Si usando la violencia obligo al gobierno a abolirla, estoy usando la que puede ser definida como fuerza del cuerpo. Si no obedezco la ley y acepto la pena por haberla infringido, uso la fuerza del alma. Ésta implica el sacrificio de uno mismo.
editorial
dossier
debate
(A) A favor de la novela (B) En contra de la novela (actual)
- Guillermo Espinosa Estrada
- Liliana Muñoz
periódicas
Marco Aurelio tomó la píldora, o cómo la filosofía estoica derivó en superación personal
- Jair Ortega de la Sancha
Su nombre es Dos-dieciocho y es una cóndor
- Alejandra Argüelles Castañeda
- María Catalina Porras Peña
Salud mental, el otro rostro de la vida universitaria
- Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP)
crítica
¡Por mis calzones! Narrativas de liberación y des-vergüenza, de Marisa Belausteguigoitia et. al.
- Ana Sofía Rodríguez Everaert