El autor advierte a los estudiantes sobre los problemas que habrán de enfrentar si deciden abrazar las profesiones de Humanidades, tan poco cotizadas en una sociedad siempre sedienta de modernidad y, por lo tanto, de ciencias. Discurso pronunciado en la inauguración de cursos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en marzo de 1971.