En ese momento, tan sólo en inglés, alemán y francés se publican cuarenta mil libros por año. Aldous Huxkley los divide en varias categorías: los libros anodinos que existen para llenar un vacío de ocio, los libros de literatura propagandista que intentan modificar las opiniones éticas y religiosas de sus lectores, los libros hechos para reformar las opiniones políticas del lector.