¿Todavía me tienes bloqueada? (un signo sin duplicado por respuesta)
zanahorias (un paquete
de las pequeñas,
las que caben tres en un bocado)
apio pepino jícama
—voy a preparar la botana
para cuando hace calor—
limón
cebollín
yogurt
(Si supiera hacer los tamales,
anotaría aquí su manteca,
sus hojas de plátano, su masa.)
(Me gustaba no saber: dejar en ti la fuerza
que producía
las vaporizaciones amaizadas,
llenando nuestra casa con ese olor:
el olor a la parte tuya
de nuestro misterio.)
Un comedor.
Un juego de sartenes.
Una tabla para picar.
Un buen cuchillo.
(No me entusiasma pensar que tengo
la edad que tengo
y me toca dibujarme
otra vez
el paisaje torpe
de mi jaula zoológica.)
(Te deseo mi ectoplasma
atravesando el departamento:
magra justicia de virtualidades,
reparto parejo al menos de los signos de nos
sobre las cosas ahora tuyas:
las mismas que ya no tengo.)
(Hasta en el detergente para el piso,
en el desinfectante para la taza del baño,
en las exudaciones irritantes del cloro
que necesito comprar,
me persiguen tus apariciones.)
(El olor de nuestra orina mezclada
en la taza del baño
descompuesta.)
(Tu manera anárquica de cortar el queso,
de acomodar los trastes
en el escurridor.)
Platos hondos
Aceite
Sal
(Nuestra coreografía en la cocina.)
Papel de baño.
Imagen de portada: Pedro Friedeberg, Carta a Eduardo Barajas, 24 de octubre de 2012. Cortesía Fundación Pedro Friedeberg ©.