dossier Cartas OCT.2024

A Carlos Pellicer

Gabriela Mistral

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[1923]


Mi estimado i querido Carlitos:
Perdóneme por no haberle escrito antes. He andado por la Sierra; me cojió la tierra con cojeduna grande i me alejó de todo. Así soi; excesiva; no sé levantar los ojos cuando se me apegan a una forma de vida o a un pedazo de mundo. Pero cabalgando por la montaña, muchas veces iba hablando de Ud. a mi compañero, que lo fue suyo, Rafael Molina,1 maestro misionero. El ha sido cariñoso para mí, como Ud., como ese jeneroso Juco, mas no es literato ni médico, sabe poco, i me resulta hijo a mi nivel. Me ha hecho olvidar cosas desagradables, i le debo mucha i noble ternura. ​ La Sierra es como para cantada por Ud., mi fuerte i gran poeta. Entérese Ud. por ella más tarde i salga henchido de grandes voces. ​ Me he parece que he estado viviendo muchos días en alianza con un dios extraño i profundo. Me ha dicho cosas que no quiero decir por no quebrarlas en mi pobre lengua. Jugaba con sus nieblas i conmigo. Me alucinaba: a ratos era recia, dura, terca, i después con las brumas era una vaguedad dulce i lánguida i yo podía abrirla como una cabellera de niño. Jugábamos a un juego hermoso de fuerza i de dulzura: juego que es de dios también. ​ De todo tuve: me creyeron unos hereje i me hacían —no es hipérbole— la señal de la cruz. Otros me quisieron un poco; la desconcertante cosecha del mundo! A veces cree una que juega con hierbas blandas i saca las manos llenas de sangre. ​ Ahora estoi en Puebla; regreso pronto a Méx. Vaya a verme. Ud. sabe que lo estimo como a compañero i que lo quiero además i deseo hallar en su amistad una cosa vigorosa i noble, buena para llevarla toda la vida. Me parece lo más alto de la vida la amistad, i por eso mismo la prodigo poco: es un lujo como ciertos basaltos o ciertos tintes espléndidos. No juego, con el tiempo moderno —estúpido e impuro— a las amistades por hora o por semana.
Hasta luego, Carlitos. Saludos de Laura.

Gabriela


Autor sin identificar, retrato de Gabriela Mistral con dedicatoria para Oreste Plath, s. f., Biblioteca Nacional de Chile.Autor sin identificar, retrato de Gabriela Mistral con dedicatoria para Oreste Plath, s. f., Biblioteca Nacional de Chile, dominio público.

Carlos Pellicer y Gabriela Mistral se conocieron cuando José Vasconcelos la invitó a colaborar, en 1922, en la reforma educativa. En México, Mistral elaboró un programa de educación rural, un sistema de bibliotecas y publicó algunos libros, como Lecturas para mujeres. Su entrañable amistad se aprecia en el apelativo afectuoso de “Carlitos”, que Mistral usaba para dirigirse a Pellicer, así como en los “Siete sonetos para Gabriela Mistral” que el tabasqueño le dedicó a la poeta cuando falleció y en los que no da crédito a su muerte: “Gabriela, estoy tan triste que no creo/ que te hayas muerto”, y le transmite su cariño: “Todo lo que recuerda y lo que olvida/ mi memoria de ti, tiene floreros”. Esta carta aparece en Cartas de la gran Gabriela a Carlos Pellicer, compilación, introducción y notas de Serge Zaïtzeff, Editorial Resistencia, México, 2004. Se reproduce con permiso de la editorial y con la ortografía y sintaxis originales. [N. de las E.]

Imagen de portada: Autor sin identificar, retrato de Gabriela Mistral con dedicatoria para Oreste Plath, s. f., Biblioteca Nacional de Chile, dominio público.

  1. Rafael Molina Betancourt (1901-1952), maestro, funcionario y político poblano. Autor de libros pedagógicos.