Editorial

EZLN / editorial / Diciembre de 2023

Guadalupe Nettel

Cuando el EZLN le declaró la guerra al Estado mexicano en enero de 1994 yo era una estudiante de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Alumnos y profesores nos reunimos en salones vacíos a los que bautizamos con nombres rebeldes, como el Cachumbambé o el Che Guevara, para organizar el apoyo del que —no teníamos ninguna duda— era un movimiento legítimo. Fue así como surgió la primera Caravana Universitaria Ricardo Pozas. Con una organización sorprendente en jóvenes que apenas salían de la adolescencia, conseguimos varias toneladas de alimentos y medicinas, y las transportamos en viejos autobuses hasta la selva para mostrar nuestra solidaridad y aliviar, aunque fuera de manera simbólica, los estragos de la guerra. Para mí y muchos de mis contemporáneos, el levantamiento del EZLN representó nuestra primera incursión en la vida política del país y también una toma de consciencia radical sobre la desigualdad, que en México no solo se padece, sino que se cultiva.

​ Durante la segunda caravana, en febrero de ese mismo año, los estudiantes participamos en el cerco que protegía la Catedral de San Cristóbal de las Casas, donde se celebró el diálogo entre el EZLN y el Gobierno federal con la mediación del obispo Samuel Ruiz. Los periodistas que cubrieron la noticia, como Hermann Bellinghausen y Guiomar Rovira Sancho, pueden dar cuenta del compromiso con el que los jóvenes de la UNAM estuvimos de pie, entre los miembros del ejército y de la Cruz Roja, protegiendo el evento con nuestros cuerpos. Los zapatistas nos permitieron asistir por turnos a los discursos que se pronunciaron durante el diálogo y escuchar, entre otras cosas, su mensaje de esperanza sobre un México más justo, más digno y unido, así como las promesas del gobierno que, no hace falta decirlo, jamás se cumplieron. Muchos de esos estudiantes son ahora médicos, reporteros, escritores, científicos y profesores universitarios, algunos se mantuvieron vinculados con el movimiento, otros lo seguimos un poco más a distancia, pero todos, sea cual sea nuestra actividad, atesoramos esos recuerdos y nos sentimos afortunados de haber conocido personalmente a los insurgentes. Hubo quienes se acercaron a los zapatistas un poco más adelante, con la construcción de los Caracoles y de las autonomías. No importa el tiempo ni la forma en que lo hayan hecho, todos los que se involucraron salieron inspirados de una u otra manera. Los zapatistas pusieron sobre la mesa de discusión temas tan importantes como el racismo, la desigualdad, la colonización, el neoliberalismo y su maquinaria de muerte, la posibilidad de las autonomías, la inclusión de las diferencias y la creación, como dicen ellos, de un mundo en el que quepan muchos mundos. Gracias a los insurgentes, México empezó a cambiar de forma quizás lenta, pero irreversible. Para que esto sucediera, muchas personas tuvieron que dar su vida y otras lo siguen haciendo, amenazadas no solo por el ejército y los paramilitares sino por los cárteles de la droga que, en los últimos años, se han apoderado de Chiapas.

​ En esta edición encontrarás declaraciones, manifiestos, poemas, acuarelas y, por supuesto, varios artículos acerca de las demandas y la razón de ser del EZLN. Escritores como Yásnaya Elena A. Gil, Juan Villoro y Ruperta Bautista, artistas como Abraham Cruzvillegas, Daniel Guzmán, Daniela Franco y Luna Marán, investigadores como Márgara Millán, Mariana Mora, Raúl Romero o Sylvia Marcos, y activistas como Carlos González García reflexionan sobre el EZLN, su historia y su presente. Todos ellos pusieron un énfasis particular en la participación de las mujeres, en la influencia que el zapatismo ha tenido en los pueblos originarios de nuestro país y en la llamada “sociedad civil”, así como en las autonomías y su funcionamiento.

​ Vienen tiempos nuevos para el EZLN, los comunicados más recientes han anunciado la inmediata desaparición de los Municipios Autónomos Rebeldes y las Juntas de Buen Gobierno. No sabemos todavía cómo será el futuro del zapatismo. Lo que sí sabemos es cuál ha sido hasta el momento su trayectoria. Con este número conmemorativo de tres aniversarios —el de su creación, el del levantamiento y el de la autonomía—, la Revista de la Universidad de México quiere hacer un homenaje así como un recorrido por la historia de este movimiento que ha marcado a varias generaciones y despertado la empatía de muchas comunidades en todo el planeta.

Imagen de portada: Fotografía de Francisco de Parres Gómez