Nadie en la India lee por primera vez el Rāmāyaṇa. Según las palabras de A. K. Ramanujan, poeta y estudioso de la literatura india durante el siglo XX, la narración siempre está lista en la mente. Este poema épico es una pieza fundamental para la tradición hinduista: sus historias, temas y personajes han estado presentes a lo largo del desarrollo cultural de la civilización india y todavía en nuestros días son parte de la vida cotidiana. La historia de Rāma vive en las mentes de los pobladores del subcontinente indio y aun más allá: se abre paso a través de la oralidad, de las historias que cuentan las abuelas, de los cantos aprendidos en la escuela, de las oraciones cantadas en el templo. El Rāmāyaṇa se ha narrado de muchas maneras, a partir de varios géneros literarios y líricos y de toda clase de formas artísticas, por esto se dice que no hay ámbito en el que no figure dicho relato. Debido a la abundancia de textos creativos basados en el ciclo heroico de Rāma se habla de la tradición de la rāmakathā —literalmente “la historia de Rāma” en sánscrito—, para denominar al género narrativo encargado de contar la vida del príncipe de Ayodhyā. La novela gráfica Sita’s Ramayana de Samhita Arni, publicada en 2011, se adscribe a esta antiquísima tradición. La rāmakathā es la historia del viaje que hace Rāma para recuperar a su esposa, Sītā, raptada por el rey de Lankā, Rāvaṇa, para vengarse de él como respuesta a una agresión que el consorte y su hermano Lakṣmaṇa le hicieron a Śūrpanakhā, hermana de Rāvaṇa. La narración se centra en las hazañas del héroe para salvar a su esposa y restaurar su honor. Aunque Rāma expresa en varias ocasiones su amor por ella, se trata más bien de un rescate en nombre de su propia dignidad. Él es un héroe y un guerrero, no va a dejar que se piense lo contrario. La joven autora india se interesó por la mitología hinduista desde la infancia y escribió una de sus obras cumbre a los once años de edad. The Mahabharata: A Child’s View (1996) relata de manera puntal, sucinta y amena la historia de otro de los poemas épicos más importantes de la literatura sánscrita con profusas ilustraciones realizadas por ella misma. En su segundo trabajo, Sita’s Ramayana, Arni desarrolla la rāmakathā mediante el lenguaje de la novela gráfica, con ilustraciones vivas y contundentes por su color —predominan los rojos, amarillos y grises—, vistosidad y realismo, las cuales corren a cargo de Moyna Chitrakar, excelsa representante de la tradición artística del oeste de Bengala. El elemento más interesante y cautivador de la versión de Arni es que la rāmakathā se cuenta a partir de una perspectiva femenina, desde el punto de vista de Sītā, cuyo rapto es el conflicto central del poema. Samhita Arni desplaza el foco narrativo tradicional, fijo en los personajes masculinos, y concentra toda su atención en la princesa del reino de Mithilā, quien para la cultura india es el ideal de la esposa perfecta: una mujer hermosa, dulce, abnegada y entregada a atender y adorar a su marido. A pesar de que han existido algunas versiones clásicas en India de la rāmakathā que exploran la perspectiva de las mujeres en general y la de Sītā en particular, como la escrita por la poeta bengalí Chandravati en el siglo XVI, la novela gráfica de Arni no sólo se centra en el personaje de Sītā y la convierte en protagonista, sino que la hace narradora. De esta manera es Sītā quien cuenta su propia historia, una cadena de vivencias marcadas y condicionadas por decisiones que toman otros: la historia de una mujer en un mundo de hombres. Por ejemplo, en el Rāmāyaṇa de Vālmīki —una de las versiones más reconocidas de la historia debido a su gran valor literario y a su legado dentro de la tradición india, compuesta entre el siglo IV a. n. e. y el VI d. n. e.— Sītā tiene pocos diálogos si consideramos la gran extensión del poema; se le menciona mucho pero como un personaje fuera de la acción, una figura pasiva. Dentro de la tradición de la rāmakathā, las cosas le suceden a Sītā y ella sólo las experimenta. En cambio, para Arni, Sītā enuncia en sus términos las injusticias que se cometen en su contra y a favor del honor de un hombre: primero de su agresor y después de su esposo. La primera imagen de la protagonista en Sita’s Ramayana es la de una mujer destrozada, triste, con las mejillas marcadas por las lágrimas y sola en medio del bosque Daṇdaka. De pronto se escucha un susurro, se trata del propio bosque personificado, el cual ha despertado ante su presencia para preguntarle quién es y así, incitada por la naturaleza, Sītā comienza su relato. Este punto de partida cobra más sentido si se considera, por un lado, que según la historia la princesa nació de la tierra y no de padres humanos —de ahí su nombre: sītā, “surco” en sánscrito—; y por el otro, que en el imaginario indio los espacios naturales, como bosques, ríos y montañas, tienden a pensarse como femeninos. Por lo tanto, el bosque es un elemento vivo, un ente femenino y familiar, que reconoce a Sītā como sujeto enunciador al preguntarle qué le sucede y por qué llora. La mujer se presenta y pide que se le permita habitar en el bosque: “Yo soy Sita, hija de la tierra, nacida del mismo vientre que nutre este bosque. Soy la princesa de Mithila y la última princesa de Ayodhya […] déjame vivir aquí […] el mundo de los hombres me ha desterrado”.1 A partir de ese momento, leemos a una Sītā que se abre totalmente sin dejar nada para sí y que muestra una fuerza y una capacidad de resiliencia sobresalientes. Se trata de un relato sumamente íntimo. La historia épica continúa así: una vez que Rāma mata al rey de Lankā, tras meses de batalla, y logra recuperar a su esposa, se revela de manera más evidente que sus acciones sólo estuvieron encaminadas a salvaguardar su honor y que en realidad no estaba interesado en seguir su vida con ella: “Rāvaṇa debió tocarte. No puedo aceptarte de regreso”. Éste es el primer gran choque de Sītā con la realidad: hasta ahora había sido la esposa obediente, entregada y leal a su marido, pero las palabras de Rāma le dejan claro que su esposo la desprecia por haber sido raptada por otro hombre, sin considerar que ella no fue culpable de lo sucedido. Sītā pasó mucho tiempo en Lankā, mientras se luchaba una guerra feroz, y sólo se mantuvo viva por el recuerdo de su marido, gracias a la esperanza de regresar a su lado y de recibir amor y justicia, pero ahora él la rechaza. Durante la lucha por su rescate, Sītā narra los acontecimientos conforme a lo que le dicen sus damas de compañía en Lankā. Así, da voz a quienes no están en el campo de batalla pero también son víctimas de la guerra: las mujeres, solas e inmersas en un gran dolor al ver un sinnúmero de cadáveres, resultado del encuentro entre dos grandes ejércitos. Al respecto, la protagonista reflexiona:
La guerra, de algún modo, es compasiva con los hombres. Los convierte en héroes si son vencedores. Si son derrotados, no viven para ver sus casas invadidas, a sus esposas viudas. Pero si eres mujer, debes vivir la derrota…Te conviertes en madre de hijos muertos, en viuda; o aún peor, en prisionera.
La novela gráfica de Arni abre una camino muy interesante para los lectores modernos del Rāmāyaṇa porque les permite escuchar la voz de una mujer que había estado en segundo plano. Es posible ir más allá del Rāmāyaṇa y ahora disfrutar del Sītāyaṇa. No es un camino nuevo pero la manera de presentarlo, en cuanto a perspectiva y formato, lo hace mucho más accesible a los lectores que buscan adentrarse en este clásico de la literatura india. Sita’s Ramayana de Samhita Arni es la historia de una mujer en un mundo de hombres, es una obra testimonial, en primera persona. Nadie habla por Sītā, ahora ella cuenta su propia historia: la de una mujer capaz de sanarse, fuerte. Su rapto y el rechazo de su esposo por no considerarla pura no serán las únicas calamidades por las que pasará a lo largo de su vida, luego de estos episodios vendrán otros igualmente dolorosos y desafiantes que la protagonista tendrá que sortear antes de regresar con su madre, la tierra.
Ilustraciones de Moyna Chitrakar, Groundwood Books, Toronto, 2011
Imagen de portada: Acuarela estilo Kalighat en la que Hanuman revela a Rama y a Sita, escondidos en su corazón. Wellcome Collection CC
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Todas las traducciones del texto al español son mías. ↩