Las ciencias sociales de fines del siglo XX enfrentan varios desafíos: el preguntarse si la división del trabajo intelectual y los esfuerzos interdisciplinarios subsisten; el juntar el pensamiento crítico con las investigaciones científicas y con la voluntad política para alcanzar una democracia global; el buscar mejorar la educación y las instituciones. Todo ello con el objetivo de crear “ciencias sociales capaces de entender y orientar las acciones del hombre con fe pero sin dogmas”.