El escritor argentino Pablo Doberti se pregunta por qué es tan difícil que funcione la promoción de la lectura y define al libro como un "símbolo positivo, edificante, respetable; casi sagrado. Salvo en raros encuadres, quien regala un libro nunca ofende; siempre queda bien. Está entregando un bien social unánime y sobretodo, un desiderátum; un deber ser".