El mundo está cambiando al ritmo de una revolución tecnológica, así debe hacerlo la medicina. En una sociedad acostumbrada a la producción en cadena, como en las fábricas, la enfermedad es vista como un impedimento para trabajar. Se trata de preservar el bienestar de las personas y para ello no bastan los cursos de medicina preventiva: se requiere cambiar el papel del trabajo humano en el conjunto de la economía.