“Zurdos, flacos, chaparros, elegantes, pobres, alegres, sordos, guapos, sanos, ricos, ciegos, gordos, obsesivos, maniáticos, místicos, enfermizos, retraídos, mundanos, solitarios… A lo largo de la historia, los compositores han legado leyendas nacidas, las más de ellas, del imaginario popular, de esa pulsión humana de idealizar, romantizar, enaltecer o sobajar a quien destaca”, dice Pablo Espinosa.