Adolfo Castañón describe al arquitecto Teodoro González de León: "un curioso desarmador de enigmas, un ingenio revelador de luces públicas y sombras privadas, un músico o un bailarín capaz de traducir el movimiento de los espacios en escenarios monumentales, escuelas, colegios, bibliotecas, museos, edificios públicos, parques, auditorios".