Según algunos estudios, se hablan en los Estados Unidos unos ciento treinta y cinco idiomas. Para las autoridades norteamericanas, la clasificación de su población se basa en dos tipos de datos, uno racial y el otro de origen o procedencia. Lo cual lleva a un "conglomerado de incoherencias", como dice el autor, y a un racismo exacerbado que inicia en el lenguaje.