Para ganarse la vida, Alejo Carpentier escribía en francés, para hacer literatura, para hablar de su mundo, en español. Así, “Carpentier con su impecable narrativa en generosísima y fructífera retribución, devuelve ese mismo espíritu hispánico totalmente enriquecido, transformado y metamorfoseado: espíritu hispánico, que sin dejar de serlo, es cubano, caribeño, latinoamericano y sobre todo universal”, escribe el autor de este ensayo.