"Existe una intimidad de la lengua del mismo modo que existe también una cara pública o explícita del lenguaje y, por tanto, la intimidad no es incompatible con el lenguaje, ni inefable ni incomunicable; está, al contrario, cosida al lenguaje como el secreto que el discurso transmite en sus silencios y en sus alusiones implícitas", escribe José Luis Pardo en este ensayo dedicado a las palabras y sus características intrínsecas.