En 2018 Josué Rivas fue galardonado con el FotoEvidence Book Award por este reportaje fotográfico que recapitula los conflictos de resistencia indígena en Standing Rock durante 2016. El conjunto muestra la fuerza del movimiento, centrado en la defensa del territorio y los recursos naturales, y la manera en que se volvió un parteaguas en la historia reciente de las luchas en el continente. Esta perspectiva particular de los eventos se logra desde la construcción poética de imágenes que se erigen como íconos de una lucha compartida que se extiende desde Alaska hasta la Patagonia. Es relevante en la concepción de las fotografías el hecho de que Rivas realizó una estancia de siete meses en Standing Rock en apoyo a la comunidad lakota y conoce sus protocolos ceremoniales y su cosmovisión. En una entrevista para esta publicación, confiesa que el suyo fue un trabajo silencioso, de observación detallada y respeto de la cotidianidad; su labor, por otra parte, no se limitó al testimonio: “Traté de no tomar fotos, sino de hacerlas. En mi opinión, las imágenes que se roban no tienen espíritu, les falta algo que solamente se puede crear durante el intercambio y consentimiento en el ambiente donde se encuentra el fotógrafo”. El carácter documental de estas fotografías revela también una visión especial del tiempo que implica observar la historia desde dentro e insiste en la pertinencia de la cobertura fotográfica de las luchas desde la perspectiva indígena contemporánea, alejada de los estereotipos antropológicos. En esa dirección también apunta: “Yo pienso que estas imágenes no sólo son para nosotros, sino también para las generaciones que vienen. Los movimientos indígenas están creciendo alrededor del mundo y algún día vamos a mirar la de Standing Rock como la protesta que lo cambió todo. También considero que las imágenes son una ofrenda para nuestros ancestros”.
Imagen de portada: Niña y su caballo, campamento Oceti Sakowin. Cannon Ball, Dakota del Norte, E.U., noviembre de 2016