La Terra Santa
Ho conosciuto Gerico, ho avuto anch’io la mia Palestina, le mura del manicomio erano le mura di Gerico e una pozza di acqua infettata ci ha battezzati tutti. Lì dentro eravamo ebrei e i Farisei erano in alto e c’era anche il Messia confuso dentro la folla: un pazzo che urlava al Cielo tutto il suo amore in Dio.
Noi tutti, branco di asceti
eravamo come gli uccelli
e ogni tanto una rete
oscura ci imprigionava
ma andavamo verso la messe,
la messe di nostro Signore
e Cristo il Salvatore.
Fummo lavati e sepolti,
odoravamo di incenso.
E dopo, quando amavamo
ci facevano gli elettrochoc
perché, dicevano, un pazzo
non può amare nessuno.
Ma un giorno da dentro l’avello
anch’io mi sono ridestata
e anch’io come Gesù
ho avuto la mia resurrezione,
ma non sono salita ai cieli
sono discesa all’inferno
da dove riguardo stupita
le mura di Gerico antica.
La Tierra Santa
Conocí Jericó,
yo también tuve mi Palestina,
los muros del manicomio
eran los muros de Jericó
y una poza de agua infesta
nos bautizó a todos.
Allí dentro éramos judíos
y los Fariseos estaban en lo alto
y estaba también el Mesías
confundido con la muchedumbre:
un loco que gritaba al Cielo
todo su amor a Dios.
Nosotros todos, manada de ascetas,
éramos como los pájaros
y cada tanto una red
oscura nos aprisionaba
pero nos dirigíamos hacia la cosecha,
la cosecha de nuestro Señor
y Cristo el Salvador.
Fuimos lavados y sepultados,
olíamos a incienso.
Y después, cuando amábamos
nos daban los electrochoques
porque, decían, un loco
no puede amar a nadie.
Pero un día desde la tumba
también yo desperté
y también como Jesús
tuve mi resurrección,
mas no ascendí a los cielos,
bajé al infierno
desde donde atónita miro de nuevo
los muros de la antigua Jericó.
Le dune del canto
Le dune del canto si sono chiuse, o dannata magia dell’universo, che tutto può sopra una molle sfera. Non venire tu quindi al mio passato, non aprirai dei delta vorticosi, delle piaghe latenti, degli accessi alle scale che mobili si danno sopra la balaustra del declino; resta, potresti anche essere Orfeo che mi viene a ritogliere dal nulla, resta o mio ardito e sommo cavaliere, io patisco la luce, nelle ombre sono regina ma fuori nel mondo potrei essere morta e tu lo sai lo smarrimento che mi prende pieno quando io vedo un albero sicuro.
Las dunas del canto
Las dunas del canto se han cerrado,
oh magia maldita del universo,
que todo puede sobre una blanda esfera.
No vengas entonces a mi pasado,
no abrirás deltas vertiginosos,
llagas latentes, accesos
hacia peldaños que en movimiento se entregan
sobre la balaustrada del declive,
quédate, quizá podrías ser el Orfeo
que viene de nuevo a rescatarme de la nada,
quédate, mi valiente y noble caballero,
padezco la luz, en las sombras
soy reina pero afuera en el mundo
podría estar muerta y tú conoces
la confusión que de mí se apodera
cuando veo un árbol seguro.
Ah se almeno potessi…
Ah se almeno potessi, suscitare l’amore come pendio sicuro al mio destino! E adagiare il respiro fitto dentro le foglie e ritogliere il senso alla natura! O se solo potessi toccar con dita tremule la luce quella gagliarda che ci sboccia in seno, corpo astrale del nostro viver solo pur rimanendo pietra, inizio, sponda tangibile agli dèi… e violare i più chiusi paradisi solo con la sostanza dell’affetto.
¡Ah, si al menos pudiera…
¡Ah, si al menos pudiera, suscitar el amor como una cuesta segura hacia mi destino! ¡Y apoyar el denso hálito sobre las hojas y arrebatar el sentido a la naturaleza! O si sólo pudiera tocar con dedos trémulos la luz, ésa que valiente florece en nuestro seno, cuerpo astral de nuestro solitario vivir aunque permanezca piedra, principio, ribera tangible a los dioses… y violar los más cerrados paraísos tan sólo con la sustancia del afecto.
Le più belle poesie…
Le più belle poesie si scrivono sopra le pietre coi ginocchi piagati e le menti aguzzate dal mistero. Le più belle poesie si scrivono davanti a un altare vuoto, accerchiati da agenti della divina follia. Così, pazzo criminale qual sei tu detti versi all’umanità, i versi della riscossa e le bibliche profezie e sei fratello a Giona. Ma nella Terra Promessa dove germinano i pomi d’oro e l’albero della conoscenza Dio non è mai disceso né ti ha mai maledetto. Ma tu sì, maledici ora per ora il tuo canto perché sei sceso nel limbo, dove aspiri l’assenzio di una sopravvivenza negata.
Los más bellos poemas…
Los más bellos poemas se escriben sobre las piedras con las rodillas llagadas y las mentes aguzadas por el misterio. Los más bellos poemas se escriben ante un altar vacío, asediados por emisarios de la divina locura. Así, loco criminal cual eres, das tus versos a la humanidad, los versos de la revuelta y de las bíblicas profecías y te sientes hermano de Jonás. Pero a la Tierra Prometida donde germinan manzanas de oro y el árbol del conocimiento Dios nunca descendió ni tampoco te maldijo. Mas tú sí maldices hora tras hora tu canto porque desciendes al limbo donde aspiras el ajenjo de una sobrevivencia negada.
Vicino al Giordano
Ore perdute invano nei giardini del manicomio, su e giù per quelle barriere inferocite dai fiori, persi tutti in un sogno di realtà che fuggiva buttata dietro le nostre spalle da non so quale chimera. E dopo un incontro qualche malato sorride alle false feste. Tempo perduto in vorticosi pensieri, assiepati dietro le sbarre come rondini nude. Allora abbiamo ascoltato sermoni, abbiamo moltiplicato i pesci, laggiù vicino al Giordano, ma il Cristo non c’era: dal mondo ci aveva divelti come erbaccia obbrobriosa.
Junto al Jordán
Horas en vano perdidas en los jardines del manicomio, subiendo y bajando las rejas envenenadas por las flores, perdidos todos en un sueño de realidad que huía arrojada a nuestras espaldas por no sé cuál quimera. Y después de un encuentro algún enfermo sonríe ante las fatuas fiestas. Tiempo perdido en atropellados pensamientos, amontonados tras los barrotes como golondrinas desnudas. Entonces escuchamos sermones, multiplicamos los peces, allá junto al Jordán, pero Cristo no estaba: nos había arrancado del mundo como una abominable maleza.
Imagen de portada: Akbar Padamsee, de la serie Metascape, 1977.