Sus padres y sus hijos fueron huérfanos. Sintecho, los llamaban. Indigentes. “Están en todas partes, y sin Dios”. (Éste era el comentario más extraño.)
“¿Y dónde el Paraíso prometido?”
cantaban aferrándose a la grasa
que hay en los asideros de los trenes.
No les llegó jamás una respuesta.
Tan sólo las miradas distraídas
y el silencio indolente
de los que siempre fuimos masticando
de camino al trabajo un pensamiento:
¿Y dónde el Paraíso prometido?
¿Y dónde el Paraíso prometido?
Tomado de Los hijos de los hijos de la ira, Editorial Delirio, Salamanca, 2017, p. 30. Se reproduce con autorización.
Imagen de portada: Claude Monet, Llegada del tren de Normandía, Gare Saint-Lazare (detalle), 1877. Mr. and Mrs. Martin A. Ryerson Collection, Art Institute Chicago