“Estamos solos frente a la turba de la sinrazón”, escribe Claudia Posadas en Liber Scivias, el último texto que compone la antología El atanor encendido de Angelina Muñiz-Huberman y Miriam Huberman Muñiz. El verso, escrito por una poeta mexicana en el siglo XXI, busca expresar el destino de las comunidades albigenses del siglo XIII. Los albigenses, hoy sobre todo conocidos como cátaros, fueron un movimiento religioso cuyas creencias en el enfrentamiento entre dos fuerzas divinas y poderosas resultaban contrarias a los dogmas de la fe católica. Sufrieron por ello acusaciones terribles y crueles persecuciones hasta su desaparición en 1244. La soledad frente a la sinrazón a la que alude el verso es la soledad frente a la incomprensión, la violencia, la exclusión y el exterminio de los que fueron objeto los cátaros, de manera combinada por el poder eclesial y el terrenal. La historia de los saberes que llamamos ocultos, como la cábala, el hermetismo, el gnosticismo y la alquimia, está ligada en Occidente a episodios semejantes. Son ocultos no sólo por el hecho de considerar que se trataba de conocimientos reservados sólo para unos cuantos doctos sino también por el riesgo que implicaba su aprendizaje y su práctica en un entorno siempre hostil hacia ellos. Sin embargo, ni las más crueles persecuciones ni el implacable paso del tiempo los han silenciado. El atanor encendido es una de las pruebas más recientes de su rica supervivencia. En un lugar tan alejado de la fuente de esos saberes y, al mismo tiempo, tan paradójicamente cercano a ellos, aquí en México, encontraron también espacio y refugio: aparece en nuestros días esta antología que se propone reunir textos sobre la cábala, la alquimia y la gnosis hecha al mismo tiempo con mucho rigor y una enorme libertad. Angelina Muñiz-Huberman y Miriam Huberman Muñiz combinan el estudio académico de estas tradiciones con la frescura de quien se acerca a éstas por curiosidad. Para ellas se trata de “tres formas de pensamiento ajenas a las reglas impuestas por los dogmatismos que abren nuevas perspectivas para interpretar los misterios del hombre y del mundo que habita”. A partir de esta visión generosa sobre los pensamientos heterodoxos, la antología ofrece una selección de narraciones y poemas que incluye no sólo fragmentos de las fuentes fundadoras de las tradiciones en la Antigüedad y el Renacimiento sino glosas y poemas contemporáneos que recogen temas, símbolos así como preocupaciones de esas corrientes y que representan una recepción de la escritura, la simbología y, en general, la imaginación de estas heterodoxias muchos siglos después de haber sido silenciadas. El libro, dividido en cuatro secciones, agrupa en la primera la mística judía. Entre las obras elegidas sobre la cábala encontramos una selección del Séfer ha-Zóhar, quizá la más conocida, junto con otros textos místicos judíos de igual importancia como el Séfer Yetsirá o Séfer ha-Bahir. Entre las glosas se incluye un abanico más amplio de autores que van desde Jorge Luis Borges, por supuesto, hasta autoras mexicanas como Esther Seligson y Jenny Asse que continúan explorando el pensamiento cabalístico. La decisión de incluir a estas últimas y a otros autores mexicanos contemporáneos en cada sección le otorga, a mi parecer, un rasgo tan singular como rico a la antología, pues la presencia de éstos, que pertenecen a nuestro entorno más inmediato, nos hace saber que la mística judía, como también la cábala y el gnosticismo, no son ajenos ni lejanos a nuestra cultura. Tres autores tan dispares como el médico y filósofo renacentista Enrique Cornelio Agripa, el poeta romántico Gérard de Nerval y el tan extraordinario como excéntrico poeta español Juan Eduardo Cirlot quedan reunidos en la segunda parte de la antología que, siguiendo una de las inquietudes de Angelina Muñiz-Huberman, explora las conexiones entre la cábala y la alquimia, un terreno rico que en ocasiones se da por sentado pero cuya revisión ayuda a comprender los intercambios que se producen a lo largo de la historia de estos saberes. La alquimia constituye de alguna forma el centro de la antología, no sólo por el número de los textos que reúne sino por que resulta el lugar de encuentro para los tres saberes. “La experiencia alquímica —escriben a propósito— se analoga con la experiencia mística, por lo que obtener la piedra filosofal es alcanzar el conocimiento de la divinidad.” Con esa idea, y a pesar de que la alquimia es sobre todo una práctica altomedieval y renacentista, se traza un hilo conductor que lleva de la doctrina, emanada de las obras atribuidas a Hermes Trismegisto entre los siglos II y IV de nuestra era, como la Tabla esmeralda o La llave, pasando por obras literarias medievales, textos de Paracelso y Newton, hasta Canto a un dios mineral de Jorge Cuesta y Salamandra de Octavio Paz. La recopilación sirve para identificar puntos de encuentro, imágenes compartidas, ideas semejantes entre las reflexiones alquímicas reunidas, y es también el camino para transitar hacia el último de los saberes ocultos, la gnosis, que es por mucho el más radical y extremo de todos. Los movimientos gnósticos florecieron en los primeros siglos de nuestra era en una extensa zona mediterránea donde el contacto entre culturas norafricanas, orientales y occidentales propició la aparición de una multitud de pequeños grupos religiosos con poco contacto entre sí, que exploraron diversas formas de comprender y relacionarse con la divinidad. Entre ellas encontramos doctrinas dualistas extremas como el setianismo, moderadas como los valentinianos y no dualistas como el hermetismo, que fueron declaradas heréticas por san Irineo. De éstas se eligieron ejemplos de fuentes antiguas, como el setiano el Apocalipsis de Adán y el recién descubierto Evangelio de Judas que entran en diálogo con sus expresiones cátaras y con autores como William Blake y contemporáneos como Amos Oz y Claudia Posadas. A diferencia de la cábala y la alquimia, que privilegian la indagación para el conocimiento. Por ejemplo, el Zohar:
Rabí Yudai dijo: “¿Qué significa bereshit? Con sabiduría: la sabiduría sobre la que el mundo se sostiene, con la que penetra en los más recónditos y elevados misterios.
Las gnosis comprenden el conocimiento como una liberación de la profunda maldad que constituye el mundo y su temporalidad. Del Apocalipsis de Adán:
Tras aquellos días el conocimiento eterno del dios verdadero permaneció lejos de mí y de tu madre Eva. A partir de aquel momento aprendimos, como hombres, las obras muertas.
El atanor encendido es una invitación a conocer y explorar los caminos de los extremos de la sabiduría esotérica. Siempre a partir de una mirada literaria, la antología ilumina los textos oscuros, en un momento en el que sus enseñanzas adquieren nuevos significados en un mundo, el nuestro, que por momentos parece precipitarse hacia la sinrazón.
UNAM, Ciudad de México, 2019.
Imagen de portada: Sofía Cruz Rocha, Salmon Inner Sun, 2019. Fotografía de Paulina Campos. Cortesía de la Galería Enrique Guerrero