"Hay una música mexicana contemporánea de innegable calidad y alcance, pero esa música es patrimonio de una minoría minúscula y está prácticamente fuera del alcance del público: poca suele ser escuchada en los medios y poca también es la que llega a los anaqueles de las tiendas de discos. Lo anterior implica una conclusión paradójica: la de nuestra época es una música desconocida, elitista, extraña para quienes vivimos ese mismo tiempo; es contemporánea, pero no forma parte de lo cotidiano", escribe Ricardo Miranda.