Fin y principio

Violencia / dossier / Septiembre de 2022

Wisława Szymborska

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Después de cada guerra

alguien tiene que limpiar.

No se van a ordenar solas las cosas,

digo yo.

​​ Alguien debe echar los escombros

a la cuneta

para que puedan pasar

los carros llenos de cadáveres.

​​

Alguien debe meterse

entre el barro, las cenizas,

los muelles de los sofás,

las astillas de cristal

y los trapos sangrientos.

​​

Alguien tiene que arrastrar una viga

para apuntalar un muro,

alguien poner un vidrio en la ventana

y la puerta en sus goznes.

​​ Eso de fotogénico tiene poco

y requiere años.

Todas las cámaras se han ido ya

a otra guerra.

​​ A reconstruir puentes

y estaciones de nuevo.

Las mangas quedarán hechas jirones

de tanto arremangarse.

​​ Alguien con la escoba en las manos

recordará todavía cómo fue.

Alguien escuchará

asintiendo con la cabeza en su sitio.

Pero a su alrededor

empezará a haber algunos

a quienes les aburra.

​​ Todavía habrá quien a veces

encuentre entre hierbajos

argumentos mordidos por la herrumbre,

y los lleve al montón de la basura.

​​ Aquellos que sabían

de qué iba aquí la cosa

tendrán que dejar su lugar

a los que saben poco.

Y menos que poco.

E incluso prácticamente nada.

​​ En la hierba que cubra

causas y consecuencias

seguro que habrá alguien tumbado,

con una espiga entre los dientes,

mirando las nubes.

Tomado de Poesía no completa, FCE, CDMX, 2014.

Imagen de portada: ©Håkon Bleken, El incidente, 1989. Nasjonalmuseet for Kunst, Arkitektur og Design