Ya sea por circunstancias ajenas a su voluntad o por elección propia, hay existencias que se alejan de los estereotipos, de las convenciones y de las “buenas costumbres”. Estas vidas se rigen según otras leyes, otras lógicas, echan raíces y evolucionan en los lugares menos propicios y en condiciones inimaginables. En este número la Revista de la Universidad de México quiere rendir homenaje a esos seres peculiares, poner de manifiesto lo valiosas que pueden resultar sus biografías, y los legados de ingenio y belleza que algunos de ellos han dejado. Nuestra edición de abril abre con cuatro poemas muy potentes de Alda Merini, escritora italiana internada durante un largo periodo de su vida en un hospital psiquiátrico de Milán. Bernardo Esquinca hace una oda a los habitantes de la calle y nos recuerda de cuántas maneras han inspirado grandes obras literarias de muy diversas latitudes. El ensayo “Mil años de vida en los márgenes” evoca el periplo del pueblo gitano, perseguido a lo largo de su historia, mientras que Eduardo Montagner Anguiano nos cuenta su infancia en Chipilo, Puebla, y describe la sensación de aislamiento cultural y lingüístico que lo acompañó durante sus primeros años. El médico y escritor Jesús Ramírez-Bermúdez reflexiona sobre esa enfermedad del alma conocida como “melancolía”. En la figura de Juan Ruiz de Alarcón, Margarita Peña aborda el tema de la deformidad física, y cómo desde hace siglos los excluidos por sus características corporales han encontrado en el arte la manera de reivindicar su existencia. “Los derviches de mi orden se rehúsan a girar”, el texto firmado por Mario Bellatin, le hace un eco maravilloso al ensayo de Peña. En un reportaje aterrador, Diego Rabasa nos habla de la infancia en las prisiones y de los retos que enfrentan los jóvenes con padres delincuentes. La discriminación de género es otra de las causas comunes, pero no menos escandalosas, de marginación. Gabriela Frías Villegas, investigadora de nuestra universidad, hace un breve recuento de las mujeres que a pesar de ser brillantes la han sufrido en el ámbito de las ciencias. Desde el bullying en las escuelas hasta las más altas esferas académicas, nuestras sociedades elitistas y uniformizantes relegan a personas de inmenso talento únicamente por ser distintas o desmarcarse de las normas que impone la sociedad. Los marginales resultan ciertamente inquietantes y perturbadores; al defender sus diferencias nos confrontan, no siempre de manera voluntaria, con nuestra propia anormalidad. Ante el abanico de hombres y mujeres singulares pero brillantes que aquí presentamos, nos damos cuenta de que somos nosotros, los que excluimos, quienes más perdemos en esta dinámica discriminadora.
Imagen de portada: Khristian Muñoz de Cote, de la serie Mistral, 2015.