Entre puente y estrecho: el istmo centroamericano

(Selección)

Centroamérica / dossier / Julio de 2023

Articulación Centro-americanista O Istmo

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La dulce cintura de América”,1 “el marginal de la marginalidad”,2 “la cola de Quetzalcóatl”.3 Son tan variadas como interesantes las analogías que podemos encontrar en referencias geográficas, poéticas o políticas a los territorios que, de manera accidentada y sinuosa, cubren la extensión que abarca desde el istmo de Tehuantepec —al sur de lo que hoy es México— hasta el valle del Atrato-San Juan —al noroeste de lo que hoy es Colombia—. Un conjunto territorial ístmico, que se encuentra en medio de dos masas continentales y de dos océanos, marcado por volcanes y lagos, bosques y tierras geológicamente jóvenes; lugares y pueblos de una alta complejidad étnica, histórica, sociopolítica y económica.

*Lienzo de Quauhquechollan*, s. XVILienzo de Quauhquechollan, s. XVI

​ La constitución de los cinco Estados-nación ístmicos (Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica), luego de la independencia de España en 1821, en los territorios que históricamente formaron una sola unidad político-administrativa en el periodo colonial —la llamada “Capitanía General de Guatemala”— es ciertamente un criterio válido para el nombramiento de una “Centroamérica histórica”. Este nombre se cristalizó en la II Cumbre de Jefes de Estado en Tuxtla-Gutiérrez (México), en 1991, como definición metodológica, y luego fue aceptada como un hecho político. Sin embargo, otra denominación recurrente es la expresión “América Central”, la cual no se refiere a una entidad regional unívoca y unitaria, por el contrario, es una conceptualización que incorpora otros territorios más allá del propio istmo.


Distintos nombres del territorio

Sistema de la Integración Centroamericana (SICA): además de los cinco Estados “históricos”, incluye a Panamá y Belice, y, más recientemente, también a la República Dominicana, aunque esta no se encuentra en territorio ístmico.

Triángulo Norte: se refiere a El Salvador, Guatemala y Honduras, países que comparten patrones de desarrollo similares con problemas estructurales semejantes, especialmente en términos de seguridad regional.

CA-4: además de los tres Estados que integran el llamado Triángulo Norte, incluye a Nicaragua para efectos de políticas fronterizas con base en acuerdos entre ellos, aun sin contar con un marco legal formal.

Mesoamérica: ha dejado de ser únicamente un concepto histórico-antropológico —tal como fue pensado por Paul Kirchhoff—4 y ha tomado también un significado geopolítico en el que los países ubicados entre Panamá y México —incluidos estos dos— comparten condiciones socioeconómicas, especificidades identitarias y una relación estructural con la potencia del norte, Estados Unidos.

Cuenca del Gran Caribe: en los marcos geopolíticos ampliados puede incluir también al conjunto de las islas del mar de las Antillas como parte del istmo del centro de las Américas.

​ Dentro de este amplio abanico de posibilidades de nominación de la región cobra pertinencia una aún no mencionada: la de “istmo centroamericano”, que desde nuestra perspectiva es capaz de transgredir los límites de los siete Estados-nación tradicionalmente asociados a ese conjunto de territorios (Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá). Este istmo, en sus fronteras tradicionales, tiene más de 500 mil kilómetros cuadrados que albergan casi 50 millones de habitantes, de los cuales cerca de 9 millones son indígenas y 3 millones son afrocentroamericanos. En América Central habitan veintinueve pueblos indígenas, incluyendo al pueblo maya, conformado por más de veinte lenguas vivas. Esta diversidad étnica está vinculada a dos tradiciones culturales originarias que atraviesan el istmo, la mesoamericana al norte y la chibchense al sur, lo que evidencia la profundidad histórica de la presencia humana que, desde hace más de 15 mil años, puebla la región. Estas sociedades se han reconfigurado a partir de largos y complejos procesos internos en el pasado y continúan haciéndolo en la dinámica sociocultural contemporánea.


Historia breve de la región

La invasión colonial en Abya Yala en el siglo XVI instauró violentamente nuevas formas de organizar la sociedad y el territorio, la política, la economía, la sexualidad, el pensamiento, el campo religioso y cosmológico. Mestizó culturas y poblaciones, racializó la vida social y las comunidades. En su momento, lo que fue llamado “Capitanía General de Guatemala” tuvo una gran importancia para los intereses españoles, no tanto por la poca riqueza minera (eje económico del periodo imperial-colonial) encontrada en su territorio, sino por su privilegiada posición geográfica. Al percatarse los invasores de la existencia del océano Pacífico, emprendieron la tarea de encontrar un paso que conectara los dos mares.

​ La obtención de la independencia de España en 1821 dio paso a la efímera conformación de las “Provincias Unidas del Centro de América” que, tras la emisión de una Constitución Federal, en noviembre de 1824, establecieron la “República Federal de Centroamérica”. Sin embargo, en 1841-1842 se fracturó esa recién nacida federación y se impusieron los pequeños Estados-nación republicanos centroamericanos, con base en el modelo estatal europeo de impronta colonial, avanzando hacia precarios procesos de modernización, con economías ambientalmente depredadoras, vulnerables y desiguales, así como sistemas políticos excluyentes de pueblos originarios, afrodescendientes y los amplios sectores campesinos y mestizos.

​ Inglaterra, en cuanto potencia imperialista con presencia histórica desde la segunda mitad del siglo XVI en el Caribe centroamericano —especialmente en lo que se llamó la Honduras Británica (hoy Belice)—, en el siglo XIX ingresó con mayor vigor al juego geopolítico de estos territorios ístmicos. Puso en movimiento sus intereses comerciales en la región y buscó la hegemonía en el flujo del comercio global a través de la conexión entre los océanos Atlántico y Pacífico. Para ello recuperó la figura del protectorado en un amplio territorio de lo que hoy es la vertiente Caribe de Nicaragua y Honduras: la Mosquitia. Sustentada en relaciones comerciales y alianzas con la población nativa que perduraron por más de dos siglos, la dominación de este territorio le permitía a Gran Bretaña tener control estratégico del paso interoceánico.

​ A finales del siglo XIX se observaba el ascenso de una potencia que encaraba al territorio centroamericano como su área natural de influencia: los Estados Unidos. La particularidad geoestratégica del istmo marcó su devenir, convirtiendo a los gobiernos estadounidenses y a consorcios económicos poderosos, como la United Fruit Company, en actores de primera importancia en la definición de “región centroamericana” a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI. El conocimiento y la comprensión de Centroamérica desde la geopolítica y el ámbito socioeconómico implica considerar el papel que ha jugado Estados Unidos en los territorios ístmicos en las diversas coyunturas históricas de los últimos 120 años.

​ Aún hoy, estas configuraciones de imposición y poder son avaladas por procesos de injerencia externa, pero retadas por procesos organizativos propios y de resistencia, cuya confrontación conlleva a la caracterización de una “región de convulsión social constante”.5

*Mapa del Curato de Cuiiotenango* en Pedro Cortés y Larraz, *Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala*, 1768-1770. Archivo General de IndiasMapa del Curato de Cuiiotenango en Pedro Cortés y Larraz, Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala, 1768-1770. Archivo General de Indias


Guatemala, Honduras y El Salvador

Guatemala, Honduras y El Salvador comparten en la actualidad la triste condición de contarse entre los lugares más violentos del mundo, con tasas de homicidio superiores a las de países en conflicto. La cantidad de muertes violentas hoy en día supera, incluso, la de la década de 1980, cuando el istmo atravesó por cruentas guerras civiles. La violencia, que pasó de ser política a convertirse en un problema endémico y social durante el posconflicto, vinculada íntimamente a la migración masiva, hace de ese Triángulo Norte un foco rojo de atención.

​ Honduras se destacó, en noviembre de 2018, como país expulsor de población que se organizó para dejar el país en masa, formando “caravanas migrantes” en las que cientos de familias, incluidos niños y ancianos, iniciaron travesías por México intentando llegar a Estados Unidos. En Guatemala, una crisis política de gran envergadura terminó con la disolución, en septiembre de 2019, de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), inaugurada en diciembre de 2006. Creada como un mecanismo para contrarrestar la corrupción y el crimen organizado en el contexto de la consolidación de una democracia endeble y asediada por estos males en el posconflicto, la CICIG enfrentó a poderes fácticos que finalmente consiguieron su disolución. Y en El Salvador, en junio de 2019, asumió como presidente el controvertido empresario Nayib Bukele, que, pese a sus rasgos autoritarios, ostenta hasta hoy el primer lugar en popularidad, tanto a nivel nacional, como entre los presidentes de América Latina.

​ Cabe señalar que los países del Triángulo Norte también comparten como rasgo importante en su historia política del siglo XX la inexistencia de una democracia liberal sólida. En Guatemala y El Salvador se sucedieron gobiernos militares hasta la década de 1980, cuando se iniciaron procesos de transición democrática en el contexto de las guerras civiles en ambos países. En Honduras sobresale la longevidad de dos partidos políticos que se fueron alternando en el poder gubernamental, dando lugar al bipartidismo más poderoso del istmo. Este bipartidismo fue quebrantado en 2009, tras la crisis política fruto del golpe de Estado contra el presidente electo Manuel Zelaya.6 Xiomara Castro, esposa de “Mel” Zelaya, es quien preside Honduras en la actualidad.


Belice

Belice, considerado por los demás países de Centroamérica como un “extraño vecino orientado hacia el Caribe”,7 cuya singularidad lo dota de una posición cuasi insular, se caracteriza por haber sido objeto de la dominación británica hasta la tardía obtención de su independencia, en 1981. La actual Belice, también conocida como la “Honduras Británica”, formaba parte del territorio maya histórico. Con la llegada de los españoles, quedó bajo la Capitanía General de Guatemala durante el siglo XVI. Desde entonces, y como el resto de las costas caribeñas del istmo, fue continuamente asediada por piratas y comerciantes ingleses, ávidos de diferentes especies madereras fundamentales en la producción de lana británica. A fines del siglo XVII, España cedió el territorio beliceño a Gran Bretaña, a cambio de poner fin a los continuos ataques. En manos de esta potencia se inició la explotación de caoba y, en función de dicha actividad, las poblaciones indígena, afrodescendiente, garífuna y mestiza fueron sometidas a trato esclavo y semiesclavo. Hoy en día Belice se encuentra entre los países más pequeños del continente americano, y cuenta con una baja densidad poblacional y una economía centrada principalmente en la agricultura, la industria agroalimentaria (especialmente la producción de azúcar y banano), la comercialización y el turismo.8


Nicaragua

Nicaragua es un país centroamericano de historia singular, marcado por dinastías familiares, revoluciones, contrarrevoluciones y grandes proyectos sociopolíticos inconclusos. Presenta algunos rasgos característicos del Triángulo Norte, algunos del Caribe Ístmico y otros de la Centroamérica del Sur. Luego de la independencia, enfrentó conflictos internos que se fueron diluyendo con la consolidación de una institucionalidad estatal y la alternancia en el poder de conservadores y liberales. En la primera mitad del siglo XX, la hegemonía estatal y la estabilidad política se fragilizaron ante el intervencionismo neocolonialista de los Estados Unidos, que encontró el apoyo de la dictadura somocista (1937 a 1979). Ante este injerencismo emergió el movimiento nacionalista liderado por el revolucionario Augusto César Sandino, a finales de la década de 1920. Inspirado en su nombre se creó durante la década de 1960 el Frente Sandinista de Liberación Nacional, guerrilla que derrotó a la dinastía Somoza, tras una larga y cruenta lucha, en 1979. El triunfo de la Revolución sandinista trajo la esperanza de reconstruir el país y una emblemática solidaridad internacional. Asediada por los Estados Unidos a través de un ejército contrarrevolucionario, e incapaz de sortear la crítica situación económica, la revolución fue derrotada en las urnas en 1990. Le siguió una etapa neoliberal, de incipiente democratización atravesada por pactos liberales y casos de corrupción. A partir de 2006, Daniel Ortega volvió a gobernar el país, transformando paulatina y sostenidamente su mandato en un régimen autoritario y violento. En la sublevación de abril de 2018, en oposición a los gobiernos de la pareja Ortega-Murillo, fueron asesinadas más de cuatrocientas personas.9 Actualmente, hay más de doscientas personas presas y juzgadas de manera arbitraria, según diferentes organizaciones de derechos humanos.10

*Mapa del Curato de Guazacapán*, Guatemala en Pedro Cortés y Larraz, *Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala*, 1768-1770. Archivo General de IndiasMapa del Curato de Guazacapán, Guatemala en Pedro Cortés y Larraz, Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala, 1768-1770. Archivo General de Indias


Costa Rica

Costa Rica es considerada la excepcionalidad de Centroamérica, debido a su particularidad histórica, su desarrollo social y un consolidado sistema democrático a nivel latinoamericano que algunos historiadores explican como resultado de la pobreza colonial, así como del estado de bienestar instaurado en la década de 1950. En la historia reciente, Costa Rica comparte con el resto de Centroamérica la implementación de los programas de ajuste estructural de los noventa, lo cual acentuó la de­sigualdad, el deterioro de las políticas públicas, los indicadores sociales y ambientales. Debido a su estabilidad política, ha sido y es un país receptor de población centroamericana expulsada por los conflictos armados, políticos y sociales, así como receptor histórico de migrantes económicos desde la mitad del siglo XX, especialmente nicaragüenses. Mantiene un importante estatus internacional en defensa de los derechos humanos, que se expresa en su condición de sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (y de varias otras organizaciones internacionales del sistema ONU) desde 1979, luego de que el país formalizara su ofrecimiento ante la Organización de los Estados Americanos. Entre 1986 y 2014, la política costarricense se caracterizó por el bipartidismo entre Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana, partidos hegemónicos de centro que han perdido fuerza en la última década, dando paso a la emergencia de partidos de un espectro político más diverso. Luego de dos gobiernos consecutivos del Partido Acción Ciudadana que no lograron cumplir con las promesas de revertir la desigualdad, la corrupción y mejorar la economía nacional, en 2022 llegó a la presidencia Rodrigo Chaves Robles, un economista con carrera en el Banco Mundial y de un partido conformado apenas en 2018.


Panamá

Panamá ha tenido élites criollas que, en alianza con los intereses imperialistas, consolidaron su “economía de paso” de mercancías. El llamado “transitismo” (sociedad organizada en torno al tránsito)11 terminó por concretarse, tras siglos de tensiones y deliberaciones entre los diversos actores implicados, en la construcción del canal interoceánico de Panamá, que fue el más grande proyecto geopolítico y de infraestructura de las Américas, inaugurado oficialmente en 1914. Estados Unidos, cuyo gobierno compró a Francia el derecho de continuar la obra y desarrolló una intensa labor diplomática —previa ocupación militar— para conseguir el usufructo de ella, instigó la separación de Panamá de Colombia y su advenimiento en Estado-nación en 1903. No fue sino hasta 1977 cuando la gestión del canal pasó a manos del Estado panameño, en virtud de los tratados Torrijos-Carter. Así, el presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, y su homólogo de Panamá, Omar Torrijos, pusieron fin a 45 años de presencia imperialista directa en el país centroamericano. No obstante, en 1989, la política injerencista estadounidense se hizo sentir bélicamente por medio de una invasión militar para capturar al entonces presidente panameño Manuel Antonio Noriega, acusado de nexos con el narcotráfico. Como en el resto de la región, férreas transformaciones neoliberales se llevaron a cabo durante la década de 1990, con altos costos sociales en materia de desigualdad y acceso a servicios básicos. Panamá se ha convertido en un paraíso fiscal offshore, blanco de la especulación financiera a nivel internacional.

©Susana del Rosario, *Fronteras*, de la serie *Reflexiones sobre América*, 2017. Cortesía de la artista©Susana del Rosario, Fronteras, de la serie Reflexiones sobre América, 2017. Cortesía de la artista

​ Son estos los países ístmicos —los Estados-nación de la “Centroamérica histórica” (en alusión a las mencionadas exprovincias de la Capitanía General de Guatemala), a los cuales se han sumado Belice, Panamá e incluso República Dominicana (este último en el marco del SICA)— que conforman el conjunto de territorios que se ha dado a llamar “región centroamericana”.

Selección de Aleksander Aguilar-Antunes, Amaral Arévalo, Carmen Elena Villacorta y Denia Román Solano, “Introducción”, Historia, actualidad y cuestionamientos sobre la región centroamericana en su Bicentenario, vol. I, Edições EACH, São Paulo, 2022, pp. 4-13. Se reproduce bajo licencia CC-BY NC.

Imagen de portada: Mapa del Curato de Cuiiotenango en Pedro Cortés y Larraz, Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala, 1768-1770. Archivo General de Indias.

  1. Pablo Neruda, “La United Fruit Co.”, Canto general, Buenos Aires, Editorial Losada, 1955. 

  2. Arturo Arias, “Descolonizando el conocimiento, reformulando la textualidad: repensando el papel de la narrativa centroamericana”, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 1995, vol. 21, núm. 42, pp. 73-86. 

  3. Jean Pierre Bergoeing, “La integración centroamericana en el nuevo milenio”, Revista de Geografía Norte Grande, 2001, núm. 28, pp. 105-112. 

  4. Paul Kirchhoff, “Mesoamérica. Sus límites geográficos, composición étnica y caracteres culturales”, Dimensión Antropológica, mayo-agosto, 2000, vol. 7, núm. 19, pp. 15-32 [1943]. 

  5. Jorge G. Castañeda y Rubén Aguilar Valenzuela, “Grandes cambios en la pequeña cintura de América”, Nexos, 1 de octubre de 2015. Disponible aquí

  6. Se trató del primero de los llamados “golpes blandos” latinoamericanos en el siglo XXI. 

  7. Carlos Correa Angulo y Aïda Ramirez Romero, “La pertenencia centroamericana: Belice entre países vecinos”, Anuario de Estudios Centroamericanos, 2020, vol. 46. Disponible aquí. 

  8. Teniendo presente América Central como una región enmarcada también por la compleja relación istmo-caribe, cabe destacar que, entre mediados del siglo XVII y mediados del siglo XIX, parte de lo que hoy se considera el caribe hondureño y el caribe nicaragüense estableció una organización político-territorial muy particular denominada Reino de la Mosquitia. Como Belice, estos territorios comparten un vínculo colonial con Inglaterra, con la particularidad de que, a pesar de ser oficialmente españoles, mantuvieron un dominio territorial indígena y afroindígena, basado en relaciones militares y político-comerciales desiguales con los ingleses. Aunque poseen características culturales propias y un proto-nacionalismo, fueron reprimidos con la anexión impositiva al Estado nicaragüense en 1894. Dicha anexión duplicó el territorio de Nicaragua, ya que la Mosquitia representa el 50.4 por ciento del mismo, lo que convirtió a este en el más extenso de Centroamérica y el de menor densidad poblacional. Este Caribe se instituye como una región aislada, boscosa y con una fuerte alteridad sociopolítica, cultural y lingüística reconocida desde el establecimiento de las regiones autónomas en 1987, durante el periodo de gobierno revolucionario sandinista, producto de las luchas contrarrevolucionarias de carácter étnico afroindígena. 

  9. VV. AA., Nicaragua en crisis: entre la revolución y la sublevación, Aleksander Aguilar Antunes, Esteban de Gori y Carmen Elena Villacorta (comps.), Sans Soleil Ediciones Argentina, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2018. 

  10. El 9 de febrero de 2023 el régimen Ortega-Murillo liberó y desterró a Estados Unidos a 222 de los 245 presos políticos nicaragüenses. De manera arbitraria, los desterrados fueron privados de su nacionalidad [N. de los E.]. 

  11. Olmedo Beluche, “A veinte años del 20 de diciembre”, Observatorio Social de América Latina, abril de 2010, vol. XI, núm. 27, pp. 144-146.