En Coraza, uno de sus últimos proyectos expositivos y editoriales, Magali Lara explora varios de los problemas y estrategias que la han obsesionado a lo largo de su carrera artística: su interés por los mensajes y los síntomas del cuerpo, la negociación entre el pasado y el presente o el uso de la pintura como un vehículo de inmersión emocional y psíquica hacia lo íntimo. Este proyecto de 2020 parte de un momento de enunciación muy claro para la artista, el de asumir su madurez como creadora y como mujer para plantearse desde ahí preguntas tan importantes como: ¿quién soy?, ¿qué sigue?, ¿dónde está mi deseo?, a través de las que imagina vías para la construcción y reconstrucción de su identidad.
La artista recupera ese concepto de Wilhelm Reich y sus estudios psicoanalíticos sobre el carácter, donde la coraza es descrita como una protección del sujeto frente a estímulos tanto externos como internos. En las pinturas, acuarelas, dibujos y collages que forman parte de esta serie hay, sin embargo, un énfasis particular en lo interior, en esos impulsos que vienen de adentro, que remiten a un cuerpo convulso repleto de fluidos, sombras y masas en constante movimiento y transformación.
En estas imágenes la coraza se hace presente como un contenedor, como una barrera que, no obstante, es siempre permeable a través de fisuras, contaminaciones y pequeños conductos. Es un contorno atravesado, una armadura penetrada que permite que el adentro y el afuera se toquen. Ese traspasar el caparazón que protege nuestra personalidad, por seguir la acepción de Reich, parece ser la misión misma de este proyecto de Lara, su necesidad. De modo que, como ella dice, “tal vez envejecer se trate de desmantelar nuestra identidad y de permitir que el pasado deje de tener una explicación. Ser paisaje y ya”.
Todas las imágenes son cortesía de la artista.
Imagen de portada: Coraza (A), 2019. Óleo sobre lino. Cortesía de la artista