Hernán Lavín Cerda ofrece un vasto ensayo sobre la obra de Octavio Paz, premio nobel de literatura, y escribe: "vislumbro a Paz, no mucho antes de su alejamiento del mundo (los poetas no mueren, sólo se alejan), y en su mirada aparece el signo inagotable de la pregunta o de la incertidumbre; un signo que se multiplicará a lo largo del siglo XX".