crítica Muerte OCT.2023

Habilitar el imaginario sonoro: el podcast en español

Mitzi N. Pineda Sánchez

Tres sucesos demuestran que la reflexión en torno a la escucha y la producción sonora es bastante joven, además de extranjera. Primero, apenas en 1993, el canadiense R. Murray Schafer inventó el término soundscape para nombrar el entorno sonoro que percibimos. Diez años después, en 2003, PRX, una compañía estadounidense, dijo haber creado el primer podcast de la historia. Y por último, el término podcast, de pronunciación compleja para el español, fue acuñado hasta 2004 por el periodista británico Ben Hammersley ante la urgencia de ponerle nombre a algo que escuchó y de lo que quería escribir.

​ Por eso me fascina pensar que un podcast en español llamado En caso de que el mundo se desintegre comenzó a publicarse por internet en 1999 y pone en jaque la escritura histórica que propone PRX, aunque esto no signifique que mienta o se equivoque. Más bien el “paisaje sonoro” o soundscape existe desde antes de que Murray pudiera nombrarlo, y el podcast como medio de comunicación y narración sonora precede a Ben y al iPod, del que tomó inspiración para bautizarlo. Acaso todo esto nos muestra, sobre todo, que la historia del podcasting no se ha construido en un solo idioma.

En caso de que el mundo se desintegre registra lo que pasa cada día en el mundo y lo transmite desde una nave en el espacio que tripulan El Pirata y El Señor Lagartija. Estos protagonistas, que son también los locutores, dejan claro que la ciencia ficción puede ser hispanohablante. Además, este caso nos ayuda a entender las bases del podcast como medio: cada proyecto es un concepto y una promesa que debe cumplirse en cada episodio y temporada. Es un ejercicio ingenioso que siempre justifica el uso del audio como el mejor recurso para narrar.

​ El podcast en español, ha tomado su propio rumbo. La primera victoria fue acentuarlo: pódcast. Listo, el medio es nuestro. No, mentira. Pero de entrada ha sido mucho más democrático para la creación que los medios tradicionales, gracias a la accesibilidad de las herramientas para producirlo y por la oferta de gran calidad disponible en el idioma. Esto ha abierto un espacio para creadores y proyectos sugestivos, propositivos e íntimos y con un idioma e idiosincrasia compartidos, más que nada con quien escucha.

​ Después de veinte o veinticinco años de desarrollo, el pódcast iberoamericano experimentó un fuerte impulso: el consumo de contenidos digitales se disparó durante la pandemia por COVID-19. México pasó de tener 17 millones de consumidores en 2019, a 34 millones en 2022. Ante esta oportunidad, productoras pioneras fueron compradas por empresas internacionales de contenido bajo demanda como Spotify, Amazon o Apple para diseñar un mercado con capítulos por región.

​ Con esto, proyectos independientes ya con camino andado se volvieron grandes referentes en España, México, Colombia, Chile, Brasil y Argentina. A la par, sin embargo, surgió el riesgo de la competencia desequilibrada, de los grandes contra los pequeños, del descubrimiento contra el algoritmo, en resumen: de que las grandes empresas dicten lo que escuchamos.

​ En México, los pódcast producidos por empresas globales se convirtieron muy rápido en un formato o fórmula que atiende las tendencias de consumo: shows de conversaciones o chatcast, historias de true crime y terror o entrevistas a celebridades en audio (y video). La oportunidad de desarrollar un nuevo imaginario donde el sonido es inmersión asociativa y puede ser archivo, paisaje, narración, experiencia e incluso cosas que todavía no sabemos nombrar, se frenó de golpe. Al mirar las opciones de los Top 10 en español de las plataformas de audio, no es raro que no encontremos “nada que escuchar” en el momento de mayor producción sonora de la historia.


Un pódcast para contarlos a todos (o casi todos)

Como en todas las industrias, hay creadores que insisten en contar cosas valiosas. Los podcasts que nos formaron es una serie de entrevistas a las y los creadores más sobresalientes del medio en español hecha por Tristana Producciones y Peces fuera del agua. Este es un recorrido y un homenaje sonoro a los pódcast que nos cambiaron la vida (y que todavía se la pueden cambiar a alguien más). Para quien quiera conocer más del pódcast en español, ahí tiene su mejor guía, que además está por estrenar una segunda temporada.

​ En esta primera inmersión crítica al pódcast de nuestra región, quiero revisar cuatro propuestas provenientes de diferentes géneros y países, buenos ejemplos para empezar a habilitar nuestro imaginario sonoro.


1.Las mujeres valientes: Guií Chanáa, México. Spotify Studios. Narrativo

*Las mujeres valientes: Guií Chanáa*, Spotify Studio, México, 2023

​ Aunque el género narrativo tiene grandes exponentes como Radio Ambulante de Estados Unidos, Las Raras de Chile, los pódcast de Revista Anfibia de Argentina y De eso no se habla de España, aún hay espacio para explorar y dejar que los micrófonos sean tomados por las protagonistas de las historias. Ese es el caso de Las mujeres valientes: Guií Chanáa, el primer pódcast bilingüe mexicano disponible en español y en triqui, idioma hablado en San Martín Itunyoso, Oaxaca, de donde es originaria Nayeli López Reyes, la creadora de este proyecto. El pódcast cuenta la genealogía de la violencia machista en su pueblo y se enfoca en el caso de la venta de mujeres para matrimonio desde las voces de mujeres de diversas edades que viven en San Martín.

2. Sherpas, El gato y la caja, Argentina. Conversación/Entrevista/Chatcast

*Sherpas*, El gato y la caja, Argentina

​ Ya sabemos que no importa el tema, seguro hay un pódcast de conversaciones al respecto, pero esta vez quiero recomendar uno de los últimos que conocí y que ha logrado atraparme. Este pódcast de conversaciones “para explorar la realidad compleja de un mundo en transición” es tan agradable de escuchar como interesante. Un formato clásico de un excelente entrevistador en diálogo con una persona experta en temas coyunturales que bien pueden ir de un capitalismo que puede soñar, a los memes y su relación con la derecha. Una gran propuesta que se enfoca en proyectos de ciencia y diseño.

3. Diles q mi vida fue maravillosa, Alberto Torres Blandina, España. Cultural/Ensayo/Experimental

*Diles q mi vida fue maravillosa*, Alberto Torres Blandina, España, 2021-2023

​ Es un collage sonoro que me embrujó desde la primera y afortunada vez que lo escuché. Este proyecto de apenas seis episodios, publicados entre 2021 y 2023, recibió una mención especial en los premios Ondas Globales, en la categoría de Podcast Experimental, en 2022. En cada entrega —con una temática específica como el amor Ikea o la concepción pasada del futuro—, participan al menos veinte colaboradores que ensayan sobre el tema en cuestión a partir de sus propios razonamientos, ritmos, voces, ideas estéticas y posturas ideológicas. Este no es un pódcast para relajarse o para escuchar mientras una trabaja; este pódcast te susurra y luego te grita y te exige el esfuerzo de la atención y la complicidad.

4. El estallido de las cosas, Border podcast, Chile. Ficción

*El estallido de las cosas*, Border Podcast, Chile, 2020

​ Entre grandes éxitos de la ficción en español como Caso 63, Blum, Guerra 3, Biotopía o El gran apagón, elijo El estallido de las cosas por su hibridación entre el documental y la ficción. En estas narraciones, donde los objetos pasan a ser sujetos, se cuenta su participación en el estallido social chileno de 2019. Una propuesta muy interesante para crear archivo y memoria sonora. La producción es impecable y cuenta con la participación de grandes exponentes del pódcast chileno como Trinidad Piriz, que dirige junto a María Court, y el diseño sonoro de Martín Cruz. El proyecto está apoyado por la Universidad de Bristol, Invisibles Coop, Goethe Institute y Centro NAVE.

​ En Iberoamérica, la diversidad para hablar un mismo idioma es deliciosa y con un rápido paneo a su escena del pódcast —”poscas”, “poscats” o como salga decirle—, ya se reconoce una identidad propia y con eso, la oportunidad de tener una voz original por primera vez en los medios y no un doblaje en “español latino”.