Hace mucho tiempo, toda el agua que había sobre la superficie de la tierra era agua dulce. Un día dos hombres, Puruti y Jirakati, estaban pescando en un pantano cuando vieron que unas hojas de lirio se movían mucho, como si entre sus tallos nadara algún animal de gran tamaño. Puruti cogió su jabalina y la lanzó entre las hojas, allí donde suponía que estaba el animal. Pero lo que hizo que las hojas se movieran no era ningún animal, sino su propia madre, que recolectaba raíces de lirio. La lanza de Puruti le atravesó el cuello; la mujer se alzó del agua profiriendo un grito de dolor y cayó sobre un mar cercano. A causa del dolor y del miedo se orinó y su sangre y su orina se mezclaron con el agua fresca del mar e hicieron que ésta se convirtiera en salada. La mujer herida se transformó en la cigüeña Jabiru, que ahora habita a las orillas de las lagunas de agua dulce. Su hijo Puruti se transformó en el águila pescadora y Jirakati, su compañero, en el águila marina, la de la cabeza blanca.
Tomado de Anneliese Löffler (comp.), Cuentos de los aborígenes australianos: visiones, mitos y leyendas de la era del sueño, Artur Matheu (tr.), SEP / Océano, Ciudad de México, 2004, p. 33.
Cypselurus furcatus (pez volador). “Plate II” en William Beebe, The Arcturus Adventure…, New York Zoological Society, Nueva York, 1926. Imagen de dominio público