Alberto Blanco aborda lo que él llama los tres rostros del tiempo de la ausencia: pasado, presente y futuro de la poesía. Y escribe: "por lo que toca a la poesía, la situación es ésta: no sólo cada poeta ha de enfrentarse, a su manera y con sus armas, a los fantasmas del pasado y sobrellevar el peso y la responsabilidad de la tradición, sino que cada poema, por el solo hecho de serlo, lleva impreso el sello de esta lucha".