La noche del 15 de septiembre de 1878 se celebró en el Teatro Nacional, frente a un público entusiasta y numeroso. Entre los invitados se hallaba el ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de México, John Watson Foster, quien sin esperar el final de la ceremonia se levantó y se fue. Lo hizo porque moría de calor y no, como lo publicó la prensa de entonces, como un gesto grosero capaz de afectar las relaciones diplomáticas entre ambos países.