El Kumulipo recoge una serie de cantos que relatan la cosmogonía hawaiana; entre sus temas se incluyen el surgimiento de la naturaleza, de los dioses y de la isla, y se traza la genealogía de sus habitantes en una oración religiosa compuesta por varios cantos o meles. Mientras que en los siete cantos precedentes se narran la irrupción de la naturaleza y su permanencia en la más absoluta quietud, el que aquí presentamos relata la aparición de dioses y hombres. Tres varones y una mujer llamada La’ila’i emergen al mundo durante el periodo llamado “El Día”. El romance entre Ki’i y La’ila’i, que ocurre cuando ella abandona la divinidad para vivir como mujer, resulta en la procreación de los habitantes de la isla y la separación entre el mundo divino y el terrenal.
Canto octavo
Bien formado está el niño, bien formado ya. Niño en el tiempo en que se multiplicaron los hombres. Niño en el tiempo en que llegaron los hombres de lejos. Nacieron hombres por cientos. Nació el hombre del angosto arroyo. Nació la mujer del ancho arroyo. Nació la noche de los dioses. Estuvieron en pie juntos los hombres. Durmieron juntos los hombres. Durmieron juntos los dos en el tiempo remoto. Ola tras ola de hombres moviéndose juntos. Rubicunda la frente del dios, oscura la del hombre, blanca la barba. Sereno fue el tiempo en que se multiplicaron los hombres, tranquilo como el tiempo en que llegaron los hombres de lejos.
Se llamó La Calma [La’ila’i] entonces. Nació La’ila’i, una mujer. Nació Ki’i, un hombre. Nació Kane, un dios. Nació Kanaloa, el pulpo de los golpes ardientes. Fue el día que los vientres dieron a luz […]. Orilla del océano, el bosque húmedo, último de los dos. El primer jefe del sombrío pasado habitando tierras altas y frías, su hijo más joven. El hombre de larga vida y cientos y cientos de jefes. Palea, palea, ahueca, ahueca, sigue ahuecando. Ahueca, ahueca, “la mujer yació con otro”. La’ila’i, mujer en el tiempo en que llegaron los hombres de lejos.
La’ila’i, mujer en el tiempo en que se multiplicaron los hombres,
vivió como mujer el tiempo en que se multiplicaron los hombres.
Nació La Tanteadora [Hahapo’ele], una muchacha. Nació La de la Vista Borrosa [Ha-popo], una muchacha. Nació La Bella [Maila], llamada Vestida-de-hojas [Lopala-pala].
Desnuda [‘Olohe] era su otro nombre. Vivía en la tierra de Lua [fosa], [en] ese lugar llamado “fosa de los ‘Olohe”. Desnudo estaba un hombre nacido en el día, desnuda la mujer nacida en las tierras altas. Vivía aquí con hombre […]. Nació Planta-ti-trepadora [La’i’olo] del hombre. Nació Día-esperado [Kapopo], una mujer. Nació Medianoche [Po’ele-i], nació Primera-luz [Po’ele-a].
Muy-abierto [Wehi-loa] fue su vástago más joven. Éstos son los que dieron a luz, los pequeños, los más viejos, siempre aumentando su número. El hombre se extendió hacia otras tierras, el hombre estaba aquí ahora.
Era “El Día”.
Fuente: Martha Warren Beckwith (ed. y trad.), The Kumulipo. A Hawaiian Creation Chant, University of Hawaii Press, Honolulu, 1972. Traducción de Darío Zárate Figueroa sobre la versión en inglés de Martha Warren.
Imagen de portada: Carl F. K. Pao, Kanaka Maoli, Bishop Museum, Honolulu