dossier Danza NOV.2024

Fragmentos

Claudia Hernández de Valle-Arizpe

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Fokine soñó a Shéhérazade,

Shéhérazade a León Bakst, Diaghilev a Cocteau. Moscú soñó con París: teatros llenos de flores para engalanar a los bárbaros.
Pavlova soñó a Nijinsky saltando por primera vez. Como un ejército, los teatros imperiales se soñaron a sí mismos desembarcando en luces de distinto oleaje. Cien guerreros bailarines soñaron antes ¡con 100 guerreros, 100 bailarines! Diaghilev soñó a Stravinsky y a Bakst, el pájaro de fuego; su traje de plumas, su enardecida insignia. Bakst se soñó a sí mismo la noche anterior al estreno y supo, nervioso, que no acabaría el bordado. Fokine soñó a Nijinsky como el espectro de una rosa. Gautier a Weber, Weber a Gautier y, años después, Nijinsky soñó su salto cuando miró fijamente su ventana del psiquiátrico.

Este poema pertenece al libro Luz clave (colección Ala del Tigre, UNAM, México, 2023). Se reproduce con permiso de la autora.

Imagen de portada: Vaslav Nijinsky con el traje creado por León Bakst para Le Spectre de la Rose, en el Royal Opera House,1911. Library of Congress ©.