editorial El doble SEP.2021

Editorial

Guadalupe Nettel

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Pocas cosas resultan tan inquietantes como verse suplantado por alguien idéntico a nosotros mismos, alguien que comparte nuestros rasgos físicos, a veces mentales, pero que actúa con una moral muy distinta a aquella que nos caracteriza. ¿Hay algo más aterrador que una parte de nosotros escape de nuestro control y lleve a cabo, con nuestro cuerpo, acciones que jamás cometeríamos? La posibilidad del desdoblamiento aparece con una frecuencia sospechosa en culturas muy diversas, desde la suplantación de los humanos por los dioses en La Ilíada hasta la creencia haitiana de que los espíritus poderosos son capaces de animar cuerpos en descomposición. Los testimonios de personas que escuchan a una multitud de voces discutir en su cabeza, o que aseguran que sus familiares han sido remplazados por individuos idénticos a ellos, abundan en los libros de psiquiatría, asegura Jesús Ramírez-Bermúdez en su artículo “Nao Yan: la doble presencia del fuego”. La clonación es la puesta en marcha a través de la ciencia de esta fantasía tan perturbadora. Sobre ella y sobre sus falsas promesas de vencer la muerte escribe en este número Víctor Rogelio Hernández Marroquín. La literatura también sugiere con frecuencia que la identidad no es unitaria sino múltiple y contradictoria. Autores como Stevenson, Borges o Dostoievski han dejado relatos inolvidables acerca de todo tipo de suplantaciones, mientras que Huxley, Dick e Ishiguro han convertido a la réplica humana en una idea fija de nuestra sociedad. “La playa inglesa, la playa portuguesa”, el texto firmado por Enrique Vila-Matas que publicamos aquí, comienza con un paseo por Skerryvore, la pequeña ciudad inglesa donde un día R. L. escribió bañado en fiebre la novela El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, así como las formas en que sus avatares se le aparecieron en ésa y en otra playa. En “Dobles animales y nahualismo” Anahí Luna explica cómo en los pueblos originarios de nuestro continente persiste la idea de que hay animales que comparten espíritu con ciertos humanos y que es posible desarrollar la habilidad de convertirse en ellos. Fuera de la gran pantalla, los hermanos gemelos resultan más bien simpáticos; en cambio, los siameses, en los que dos mentes distintas comparten un solo cuerpo, perturban por su imposibilidad de estar solos, de tener así sea algunas horas de privacidad en su vida. Sobre este tipo de hermanos escribe Alice Domurat Dreger en “Uno de nosotros”. El doble es una anomalía, o eso nos hemos acostumbrado a creer, ¿pero acaso la anomalía es por definición ominosa? “Encontrar a la sombra nos obliga a ralentizar el paso de nuestra vida, escuchar las evidencias que nos proporciona el cuerpo y digerir los crípticos mensajes procedentes del mundo subterráneo”, aseguran los psicoanalistas Connie Zweig y Jeremiah Abrams, autores de “El lado oscuro de la vida cotidiana”. Esperamos, lector, que este número te anime a encontrarte con tu propio Mr. Hyde y que cuando lo hagas no dobles la calle en la primera esquina, sino que le concedas tu atención unos instantes. Quizás, si se lo permites, te pueda enseñar a ver la belleza perturbadora de tu propia oscuridad.

Imagen de portada: Gemelas sentadas en un sillón, Joseph Janney Steinmetz, 1940. Harvard Art Museums/Fogg Museum, American Professional Photographers Collection ©