El universo es una máquina de hacer conciencia. Hubert Reeves
La relación amorosa entre astrónomos y artistas ha sido larga y fecunda; antes de la fotografía, la única forma de registrar y estudiar los fenómenos del cielo era mediante dibujos. Los artistas, entre ellos Durero, Van Gogh y Miró, han continuado con esta observación, intuyendo que las leyes que rigen el universo intervienen en el acto creativo.
Ana Montiel (Logroño, 1981), artista española afincada en México, se inspira en la neurociencia y la física cuántica para crear sus obras. Su pintura parte de una estética que responde a un proceso físico exhaustivo y minucioso. La artista utiliza distintos tipos de pistolas de pulverización —usadas generalmente para pintar casas— con las que realiza aplicaciones de pintura acrílica de hasta cuarenta capas, que a veces retoca con pasteles y lápices de colores a mano. De sus cuadros de gran formato emergen nebulosas y masas en movimiento rodeadas de gas, donde el polvo en suspensión mitiga y dispara luz. El espectro cromático pareciera depender de las colisiones, de la liberación de energía, de las fluctuaciones de temperatura, de la explosión del encuentro entre materia y espacio. Pero la pintura no es solo una representación, es un acto que traduce la escena que vemos con imaginación, intuición y audacia; una órbita que se mantiene unida por mecánica propia.
La obra de Montiel reta a nuestra percepción. La artista también interviene cristales de edificios con vinilos translúcidos —que diseña de forma digital—, lo que les permite destacar y ser vistos desde la calle o el cielo; pero el efecto se invierte rápidamente y los espacios intervenidos se vuelven estaciones de observación que modifican la conciencia del espectador. El trabajo de Ana Montiel sugiere que vivimos en un estado de atrofia inducido por doctrinas productivas; para liberarnos de este delirio colectivo necesitaremos estrategias de desaprendizaje. Hay cierto suspenso en la obra de Montiel. Ella misma dice: “siento que tanto la ciencia como la espiritualidad y el arte prosperan frente a la incertidumbre”. En este sentido, es una obra móvil, elusiva.
Todas las imágenes son cortesía de la artista.
Imagen de portada: This Human Experience We Share (These Days Of Fiction) 4, 2019