En el origen, el hombre hizo de la danza un medio de comunicación con los dioses, una forma de rezo o comunión, o incluso un sacrifico, con tal de obtener mejores cosechas o salud. Sabino Cruz toma como ejemplo "la Danza de los chichimecas", practicada por los nativos del Altiplano potosino, donde los macehuales de hoy ofrecen en penitencia a sus santos patronos el esfuerzo físico que representa danzar durante varios días.