Paletas heladas
Paletas heladas de piña con chile
en Ojinaga, las comemos debajo de un mural
de Pancho Villa. Traigo puestos
los lentes oscuros de mi amigo muerto, lo único
que tomé cuando fui a ver el cuarto
donde murió. La paleta helada está
tan buena que quiero otra de
inmediato. De regreso pasamos por una tienda de zapatos
abandonada, las ventanas llenas de moscas
muertas, miles de ellas en donde deberían
estar los zapatos. Junto a la paletería
una tienda vende piñatas, cualquiera puede comprar
un pequeño Trump con la cabeza rellena
de dulces. Concepción lloró cuando resultó
electo, sus padres dijeron prepárate, dijeron
cuando venga la migra no abras. Usaré
los lentes oscuros de mi amigo hasta que los pierda
para imaginar lo que él hubiera visto
si hubiera podido quedarse. Me comeré
la segunda paleta helada bajo el mismo mural
de Pancho Villa montando su caballo
hacia un remolino de luz.
Imagen de portada: Eamon Ore-Giron, Infinite Regress, 2015-2017.