Una vez, cuando ya había hecho mi segunda película, me detuvieron durante la dictadura y me metieron en una celda, donde conocí a un joven que me dijo que no había entendido nada, pero que no podía dejar de pensar en ella.
La novena edición del Festival Internacional de Cine de la UNAM —el FICUNAM—, dedica una retrospectiva a Pere Portabella (Figueras, 1927), cuya obra es fundamental para entender el origen y el desarrollo de las producciones cinematográficas independientes, no sólo en España sino también en el mundo. Lo paradójico, a primera vista, es que Portabella funge asimismo como un pilar de la política catalana desde antes de la dictadura y hasta las puertas del siglo XXI. Imaginar a algún integrante de un parlamento estrenando una película de su autoría en un festival de cine no es lo primero que se nos viene a la cabeza. Los actos de la política gubernamental y la creación artística suelen estar situados en extremos opuestos de la opinión pública, por lo general a través de un juicio negativo hacia un estereotipo de ciudadano político y una validación del arte, sobre todo si se aleja de los intereses de un gobierno. Mientras más alejado, suele pensarse, más puro. Sin embargo, Pere Portabella se ha parado en ambos extremos. Fundó Films 59 para producir un guion que nadie quería producir, el del hermano de su amigo Antonio Saura. Así comenzó su andar en el mundo del cine como productor, primero de Carlos Saura con su primer largometraje Los Golfos (1960) y luego con El cochecito (1960) del italiano Marco Ferreri. Apenas un año más tarde produce su éxito más mediático en la industria del cine: Viridiana (1961) con el que Luis Buñuel ganaría La Palma de Oro en el Festival de Cannes de aquel año. La cinta de Buñuel no se exhibió en España por más de quince años porque el Vaticano la calificó de blasfema y sacrílega en L’Osservatore Romano. A pesar de ser el único largometraje español que ha obtenido La Palma de Oro a Mejor Película en la historia del festival francés, Portabella cree que la estatuilla, recibida en La Croisette por José Muñoz Fontán (todavía en aquel momento director general de cinematografía en España), “tiene que estar en los sótanos del ministerio”. Viridiana pudo proyectarse en España hasta 1977 una vez instaurada la democracia, y a pesar de que la censura franquista había ordenado en 1961 la destrucción de la cinta, la mexicana Silvia Pinal, protagonista del filme, pudo escapar con una copia que resultó fundamental para el valor que la obra ha ganado con el tiempo. A finales de los años sesenta, luego de su exitosa primera etapa como productor, Portabella comenzó con los primeros trabajos de su autoría, tras debutar en el largometraje con Nocturno 29 (1968), la Junta de Barcelona le propuso filmar un retrato del cartel exterior de la exposición Miró l’altre, que había pintado el propio Joan Miró. Portabella no quería hacer un trabajo testimonial y decidió que si lo rodaba, sería al acabar la exposición y que el propio Miró debía borrar el cartel ayudado por los servicios de intendencia. El pintor aceptó la idea y de ahí resultó, además de un cortometraje que lleva el nombre de la exposición, una estrecha relación entre ambos que derivó en varios cortometrajes más. Existe un punto de inflexión fundamental en su biografía: la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 que encaminó la instauración de la democracia en España. Portabella se volvió parte activa de la transición en el gobierno que encabezó Adolfo Suárez. Formó parte de la comisión que redactó la actual Constitución Española y fue elegido senador en 1978. Durante veinte años detuvo su carrera artística en pos de una vida política, con la única excepción de Puente de Varsovia en 1989. Sin tomar bandera ni militar en ningún partido político, Portabella fue un activista civil más que un protector de los intereses del Estado. Portabella es un cineasta que utilizó el parlamento como trinchera. Considera una parte fundamental de su vida haber luchado por cuestiones como la universalización del servicio de salud y la educación. La calle ha sido siempre su espacio: “En lugar de encerrarme en una torre de marfil y echar un vistazo sólo en raras ocasiones, salté a la calle desde el principio. Eso es lo que debes hacer si realmente quieres involucrarte y cuestionar los códigos sociales en un contexto de cambio”.1 En 1977, año en que se proyectó Viridiana en España, Portabella puso “en escena” uno de los actos políticos más importantes en la historia catalana, muy representativo de su manera de entender el espacio público. Josep Tarradellas, exiliado antifranquista en 1939 y presidente de la Generalitat de Cataluña desde el exilio a partir de 1954, volvía a España por primera vez y Portabella fue el encargado de ejecutar el traslado desde el aeropuerto hasta la plaza de Sant Jaume. Tarradellas viajó en coche descubierto para que la gente lo pudiera observar y luego pronunció la mítica frase, “ciutadans de Catalunya: ja soc aquí (ciudadanos de Cataluña: ya estoy aquí)”. El hecho fue nombrado como “El retorno del presidente Tarradellas”. Su proceso creativo ha estado siempre ligado a una no narrativa que apuesta por experimentar con los géneros y sacarlos de sus lugares más comunes. Filmó muchas veces sin guion porque asegura no saber hacerlos. Cuando lo ha tenido, como en Nocturno 29 y en su primer cortometraje No contéis con los dedos (1967), el autor de los guiones fue el poeta catalán Joan Brossa, a quien le filmaría un corto llamado Lectura Brossa en 2003. La falta de una estructura convencional a la hora de levantar sus películas ha sido el principal motivo por el que nunca ha conseguido productores que se involucren en sus proyectos, “rompí con los modelos y me quedé fuera del mercado”,2 asegura. Por ello su obra ha tenido que encontrar otros espacios en museos como el MoMA o el Thyssen-Bornemisza. En la misma tónica, el Centro Pompidou de París adquirió Nocturno 29 para ser parte de su archivo. Detractor absoluto de los mecanismos tradicionales de financiación y exhibición de las películas, ha mantenido una coherencia a la hora de encaminar proyectos propios y ajenos,
la imagen fílmica está sometida hoy a un proceso de mutación que afecta no sólo a la producción, la distribución y la comercialización de cada película, sino a su propia naturaleza fílmica. Ésta se halla ya en un estado “permanente de mudanza” desde un restrictivo y cerrado círculo viciado, amparado aún por las grandes industrias cinematográficas, pero en plena decadencia.3
Portabella recibió en 1999 el Creu de Sant Jordi, un reconocimiento que otorga la Generalitat de Cataluña a personajes ilustres que hayan prestado servicios destacados a la comunidad. Después de ello renunció a todo cargo público y desde 2001 dirige la Fundación Alternativas, un laboratorio de ideas independiente. Esa posición le ha permitido ser más productivo en materia autoral. De esta segunda etapa, en la cual a la fecha se mantiene activo, es El silencio antes de Bach (2008), quizá su obra más reconocida. Se trata de una película sin historia particular ni exclusiva, son más bien varios fragmentos conectados por la música de Johann Sebastian Bach. Los diálogos prácticamente no existen aquí, el silencio se representa en la ausencia de verbalización. “Los silencios son mucho más importantes que los diálogos, entre menos diálogo mejor, y el tiempo, detener el tiempo con la mirada”, le dijo a Manuel Asín en una charla posterior en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España luego de recibir el Premio Gaudí de Honor. Su última película, Informe General II - El nuevo rapto de Europa (2015), es una especie de cierre de ciclo que forma parte de su saga General Report, porque coincide con ser el complemento de la última película que hizo antes de retirarse de detrás de la cámara y enfocarse durante veinte años en la política, Informe general sobre unas cuestiones de interés para una proyección pública (1977). A sus 91 años, todavía es posible que esta saga tenga una tercera parte.
Nota editorial: Los filmes en muestra durante la retrospectiva de Pere Portabella son: Nocturno 29 (1968); Vampir-Cuadecuc (1970); Umbráculo (1972); Informe general sobre unas cuestiones de interés para una proyección pública (1976); Puente de Varsovia (1989); El silencio antes de Bach (2007); Informe General II - El nuevo rapto de Europa (2015).
Imagen de portada: Affiche del FICUNAM 2019
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Pere Portabella, “Pere Portabella: from Buñuel to Lorca”, British Film Institute, Londres, 22 de noviembre de 2016. ↩
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Pere Portabella, “Pere Portabella: ‘Rompí con los códigos del cine y quedé fuera del mercado’”, EFE, Barcelona, 27 de mayo de 2016. ↩
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Pere Portabella, Pere Portabella. Hacia una política del relato cinematográfico, Errata Naturae, Madrid, 2008, p. 19. ↩