En cada prado construimos cuartos, al parecer hechos de aire. ¿Dónde
están todos? preguntas. Guardados
adentro, llega la respuesta, guardados
adentro. Nuestras voces
resuenan en el vacío
mientras todo con lentitud
se desconecta. A veces no nos gustan
los ángeles que Dios nos manda,
dijo el pastor, cuando nosotros
aún íbamos a la iglesia (éste
usa una corona, éste es
una espina). Hoy me desperté
y era un día de nieve, los copos tan blancos casi
me cegaron. Hoy a mediodía, el gobernador
hablará dentro de un cuarto vacío,
cada día a mediodía.
(se lava las manos como Lady Macbeth,
se lava las manos como una mosca) Si
sales, promete, vas a
matar a alguien que amas. “Desbordándose”
es una palabra que escucho más y más.
Desbordarse. Desbordarse.
Desbordarse. ¿Qué había aquí?, preguntamos,
al pasar frente a un escaparate vacío. ¿Está __
vivo todavía?_, preguntamos, pero después
nos arrepentimos. Las pequeñas
flores de la primavera acaban
de aparecer, una cadena morada
que se abre paso desde la oscuridad
(anémona, genciana, hiedra
terrestre) Nos vemos
en el otro lado, pequeña flor. (arrepentimiento)
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Imagen de portada: Tiempos de pandemia. Fotografía de Byronv2, 2020. CC