El trabajo de Marcelo Brodsky ha estado ligado, desde hace años, a la lucha por los derechos humanos y al reconocimiento de la resistencia popular frente a actos represivos no solo como producción artística, sino como activismo. Es fundador de las campañas Acción Visual, en las que fomenta comunidades de práctica discursiva ante la desaparición forzada de personas. También tuvo una participación clave en la creación del Parque de la Memoria en Buenos Aires, dedicado a las víctimas del terrorismo de Estado.
Al intervenir fotografías que retratan movimientos sociales en distintos lugares del mundo, Brodsky traza paralelismos, subraya conexiones y dirige la mirada hacia la potencia de lo colectivo. Enfrenta así la idea del archivo como pura documentación e insinúa un sentido de continuidad entre diversas protestas y demandas de derechos, tanto actuales como de la historia reciente. Ejemplos de ello son la serie 1968: El fuego de las ideas, en la que recupera imágenes de movilizaciones que tuvieron lugar a finales de los años sesenta y principios de los setenta, o una de sus más conocidas series, Buena memoria.
Más allá de remitir al pasado, provoca preguntas sobre dónde nos encontramos ahora y qué justicia es posible. Nos invita a aprender y no olvidar. Intenta activar una recuperación de la memoria desde el presente, ante la necesidad de justicia y reparación entonces y ahora. También utiliza el mismo recurso para contribuir a la visibilidad de movimientos actuales, ya sea la resistencia ciudadana ante el golpe de Estado en Myanmar o la represión contra los participantes del paro nacional en Colombia. En todas ellas destaca la capacidad de las comunidades para organizarse y defenderse sin apelar a intermediarios, y menos aún a liderazgos personalistas.
Marcelo, su familia y su generación sufrieron directamente la dictadura militar en Argentina. Desde sus obras artísticas busca la atención y el diálogo sobre momentos históricos en los que el terror y la violencia de Estado han atentado contra la libertad y los derechos de las personas. Resalta la movilización popular sin pretender neutralidad alguna. Busca que quienes miren estas imágenes reaccionen, también, contra la corrupción del poder.
Imagen de portada: El puente Simón Bolívar, que une Cúcuta (Colombia) con Táchira (Venezuela), permaneció cerrado al tránsito vehicular durante los años de Uribe y Duque. Un río divide los países. Los colores de sus banderas son los mismos. Los peatones, migrantes, pequeños comerciantes y acarreadores cruzan la frontera por el puente. Ahora Petro está intentando que el puente se reabra.
Todas las imágenes son cortesía del artista. www.marcelobrodsky.com / @marcelobrodsky