“No encuentro mejor descripción de su estilo que la que él mismo aplicó al jazz: una melodía que sirve de guía, una serie de acordes que van dando los puentes, los cambios de la melodía y sobre eso Cortázar construye sus solos de pura improvisación; asume esta libertad como una manera de escribir y de estar en el mundo, de ser el mismo y ser diferente cada vez”, escribe Rafael Luna.