Tras la movilización universitaria iniciada como resultado del diagnóstico sobre la situación de la UNAM que el Rector Jorge Carpizo formuló el 16 de abril de 1986 (“Fortaleza y debilidad de la UNAM”), la universidad sigue sumida en la crisis. Se creó un Congreso Universitario, se entablaron diálogos entre las diversas dependencias: todos están de acuerdo con que quieren reformas para elevar el nivel cultural y académico de la institución. Pero “la forma de organizarse para organizar se ha vuelto una telaraña que atrapa al más ducho de los procesalistas y atrae al más decidido de los radicales”, escribe el autor.