mientras escribo esto, eso presiona mi rodilla como si quisiera reventarla
la pierna contraria
está infestada de hormigas
en alguna de las vértebras de mi espalda
cuyo número no reconozco
se derrama un bidón de parafina en
el instante en que estalla
una molotov contra la
médula espinal
hay pedazos que conocía
pero no sabía llamarlos:
la escápula
que es otra forma de decir omóplato
lo que antes no era más que un triángulo
que articulaba hombro y espalda
ahora son dieciocho posibles músculos
donde intento acomodar un parche de calor
hay pedazos que no conocía y no sabría cómo llamar
como el trigémino
(evidentemente alguien
con ese nombre debe tener
un trastorno obsesivo compulsivo)
en el trigémino comenzó todo
así el ojo encandilado ante las luces blancas
el oído frente a las licuadoras
la vibración de un whatsapp
que desplaza el teléfono hasta el borde de la mesa
para algunas todavía no tengo palabra
(pido las disculpas correspondientes a
mis profesores de biología)
tales como
el ágora que delimita mi rodilla
el hueso que sobresale de la muñeca
el hueso que sobresale del tobillo
(ése duele igual que un codo contra la pared)
los tubos de PVC que unen el fémur y la tibia
los rayos que se activan en mi sien derecha
el vértice de mi ojo
las escamas que se forman en el oído
la región de la mano que delimita la línea de la vida
los relieves que rodean mis pezones
el límite de elongación de la cadera
mientras escribo esto, es la primera vez que pienso
el dolor de la zona limítrofe entre cráneo y cuello
y en poetas que aman estos pedazos
tu codo en el borde del coche
incógnito como el verano
quizás algo hay en los ángulos convexos
Imagen de portada: Disección del área de la axila. Litografía de George H. Ford, 1867. Wellcome Collection