El viaje y lo doméstico

Mapas / dossier / Julio de 2018

Ángel Vargas

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[16°52’25.4”N 99°53’08.2”W]


Cómo ubico en un mapa el día en que nací, el hospital en que mi madre dijo esto es el mundo. Cómo hallo en el tiempo una imagen que no existe más en la memoria, si la memoria no puede medirse en latitudes. A qué altura el afilar de un beso, qué latitud incrusta los recuerdos cuando armo mi propia geografía. Por qué a veces la imagen me devuelve un instante que aún revolotea aunque esté atravesado por los años; alguna coordenada que la razón lamenta haber perdido y otra que no deja vivir de tan presente.


[19°20’38.4”N 99°09’25.7”W]


Tendríamos que vivir mucho para aprender a amar, olvidar en principio que el corazón no es la mejor analogía, que el amor está más cerca del vientre y la respiración como un puro que no admite descuido ni abandono, que encenderlo de nuevo no funciona sin cortarle de tajo lo quemado. Y con esa intuición se apaga porque nadie contesta al otro extremo.

[32°42’37.2”N 117°07’19.5”W]

A veces uno viaja para encontrar la casa o persigue a la madre, al padre, a la hermana que supo crecer sola. Viaja tres mil kilómetros de punta a punta pidiendo que el avión no desplome, que dure un poco más su liviandad hasta que el peso caiga después de nueve años de remesas y llamadas truncas.

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Los lugares que soy o los que he sido, los que existen y los que fui matando los he dejado aquí como recordatorio. Estas piedras van a formar mi casa y estos poemas serán mi geografía.

De El viaje y lo doméstico, Praxis / Secretaría de Cultura de Guerrero, 2017.

Imagen de portada: Anni Albers, DRXVII.