Peter Krieger propone una atenta lectura visual de la infraestructura urbana de la Ciudad de México, a través de tiras cómicas como Historias de la Ciudad, y escribe: "aprender a ver y leer el imaginario urbano es un modelo de educación estética con fines políticos porque ayuda a redefinir colectivamente los parámetros de la polis, aun de su forma excesiva, la megalópolis".