Pocas cosas despiertan tanto la ferocidad del ser humano como la amenaza a su propiedad. El deseo de poseer, ya sea un territorio, una persona, un trono o una fortuna, pero también el impulso de defender nuestros bienes personales o colectivos o de recuperar lo perdido, han motivado la mayoría de las guerras y de los crímenes, desde un asalto inocuo, hasta los genocidios. Este impulso no sólo propiciado, sino aplaudido por el capitalismo, tiene consecuencias graves. La desigualdad abismal que caracteriza a nuestro país y a nuestro continente, el control de los recursos médicos por la industria farmacéutica, la apropiación y destrucción de la naturaleza, son sólo algunos ejemplos. Reflexionar sobre la propiedad es fundamental para comprender el estado del mundo y, como es nuestra costumbre, hemos querido abordarlo desde ángulos muy diversos. El neurólogo y escritor Jesús Ramírez-Bermúdez comienza por lo más elemental. ¿Nuestros cuerpos realmente nos pertenecen? ¿Tenemos el poder de elegir su destino o son las leyes y las religiones quienes mandan sobre él?, se pregunta el autor de Un diccionario sin palabras. En un texto muy revelador, Jorge Eduardo Navarrete explica el fenómeno de la desigualdad económica, y en otro Richard Stallman expone su filosofía acerca de un internet verdaderamente libre y de la importancia de usar un software que también lo sea. El fragmento de la novela Los desposeídos firmado por Úrsula K. Le Guin habla del deseo de apropiarse del ser amado. La activista y autora india Vandana Shiva describe los desastres que ha ocasionado la dictadura del uno por ciento no sólo en la ecología mundial sino en las relaciones humanas. Carlos Manuel Álvarez y Luz Mely Reyes nos explican las contradicciones respecto a la propiedad en los socialismos de Cuba y Venezuela. Alberto Manguel, por su parte, reflexiona sobre la relación mercantilista entre escritores y editores. Proudhon aseguraba que toda propiedad es un robo. ¿Podemos realmente afirmar que un árbol o un animal nos pertenecen? Cuando una empresa se apodera de un río, ¿no está desposeyendo a otros más de un pedazo del planeta que heredaron? ¿Se aplica esto también a la propiedad intelectual y al arte? ¿Y la apropiación cultural? Saúl Hernández-Vargas discurre acerca de este tema centrándose en los coleccionistas de objetos prehispánicos. Las tensiones entre lo colectivo y lo individual, lo valorable y lo inconmensurable, lo libre y lo privativo, están en los fundamentos de utopías, modelos y prescripciones de todos los tiempos, desde los esenios, los franciscanos y comunidades nómadas de la Antigüedad, hasta los anarquistas, los neoliberales y los comunistas modernos. Las páginas de nuestro dossier giran en torno a estas preguntas atemporales.