El humor es un lenguaje en sí mismo. No hace falta conocerse, ni siquiera hablar el mismo idioma, para reírse juntos. Lo gracioso ocurre muchas veces de manera impredecible, cuando uno menos lo imagina y en los contextos menos apropiados. ¿Quién no se ha doblado de la risa en una ceremonia solemne, en un velorio, en una audición? En cambio cuando uno la invoca o quiere propiciarla, la comicidad no se presenta. La risa es espontánea, es social, es intuitiva y, sobre todo, es altamente contagiosa; puede ser ligera como un globo que se escapa de la mano o pesada como una lápida antigua. El autoescarnio, la risa nerviosa y el humor negro e irreverente constituyen una válvula de escape, una medicina capaz de salvar al mundo o de hundirlo. Los niños ríen desde una edad muy temprana, pero también los tiranos, los locos, los asesinos. En su ensayo “De la esencia de la risa y la comicidad en las artes plásticas”, rescatado en estas páginas, Charles Baudelaire advierte que la risa es egocéntrica y satánica pues la mayoría de las veces está impregnada de un sentimiento de jactancia y superioridad. Pero la risa también es subversiva y puede derrocar, al menos durante los segundos que dura un chiste, a las más encumbradas autoridades. En esta edición intercalamos textos de autores como Jorge Ibargüengoitia, Nina Yargekov, Hebe Uhart y Juan Villoro con otros que propician la reflexión en torno a la risa. Daniel Saldaña París indaga sobre el origen de su tendencia a reír de sí mismo, el hispanista Aurelio González hace un recorrido histórico para explicarnos cómo cambió lo cómico en la literatura desde el Medioevo hasta el Barroco, mientras que desde la ciencia Fernanda Pérez-Gay explica lo que ocurre en nuestro organismo cuando reímos, y por qué —a diferencia de lo que pensaba Aristóteles— el hombre no es el único animal que ríe. En estos tiempos de angustia y desolación generados por la pandemia y sus previsibles consecuencias quisimos hacer una pausa e invitarte a reír o por lo menos a reflexionar acerca del sentido del humor. Sabemos, querido lector, que lo que da risa a unos no siempre la provoca en los demás; si uno solo de estos textos te arranca una sonrisa nos daremos por satisfechos.
Imagen de portada: Abraham Cruzvillegas, 2020, cortesía del artista