El mundo se divide en dos:
Los que llevan gafas y los que son calvos
Todos sabemos que el poder estuvo siempre con los calvos
No hace falta que recuerde las miles de humillaciones
Los insultos las vejaciones las canículas
Que hemos sufrido por su culpa
Y ya es hora de ser valiente:
¿Hasta cuándo vamos a soportar que llenen nuestras calles
Con sus innumerables peluquerías y sus centros de depilación por láser?
¿A dónde va a parar todo ese pelamen?
¿Alguien ha visto un cementerio para calvos?
A mí también me gustaría no tener miedo
Cada vez que mis hijos salen a jugar a la calle
A mí también me gustaría saber que mi niña
Va a mantener su floresta más íntima
Me gustaría creer que España puede renacer de su desmoche
Todavía podemos
Cambiar el rumbo de la historia
Tres siglos de pelucas nos contemplan
Tomado de Estado de emergencia, Hiperión, Madrid, 2013, pp. 61-62. Se reproduce con autorización del autor.
Imagen de portada: Anuncio de venta de pelucas y barbas para teatro, ca. 1870. Library of Congress, imagen de dominio público