"Al encararse con el mundo, el novelista del XIX era un químico: su obra (personajes y acciones), el laboratorio. El novelista del XX deja atrás la química. Ya no analiza las partes que constituyen el todo. Es un físico, un dialéctico de la naturaleza, interna y externa", así describe Emmanuel Carballo a los autores en este vasto ensayo dedicado a la novela revolucionaria.