Lydia Hamann (Potsdam, 1979) y Kaj Osteroth (Beckum, 1977) son dos artistas que pintan juntas. Trabajando sobre la misma superficie ponen en tensión el canon de la pintura y el concepto de autoría. Crean una perspectiva en fuga que abre la posibilidad de generar encuentros transhistóricos y transgeográficos.
En esta selección de pinturas, las figuras convocadas llenan con su presencia toda la imagen, la van saturando propositivamente sin dejar espacios vacíos. En las imágenes se visibiliza a las mujeres a través de innumerables referencias visuales y textuales.
Estas pinturas se abren a varios niveles de interpretación. Donde el ojo inocente ve solamente mujeres reunidas, el ojo experto descubrirá innumerables referencias, guiños y claves. Pero hay un tercer ojo: el ojo incisivo, afectivo, politizado, que verá en ellas una exigencia de visibilidad, un programa, un acto de resistencia, una llamada a la acción.
Las artistas componen un espacio de y para la admiración radical, como ellas mismas la han nombrado, que abre la posibilidad de generar tradición a partir del afecto y el reconocimiento de aquellas artistas que vinieron antes, de hacer presente esta tradición y de recuperar su fuerza creativa con perspectiva de futuro. Una admiración también llena de deseo.
Admiran a Polvo de Gallina Negra, Maris Bustamante, Mónica Mayer, Mmakgabo Mapula Helen Sebidi, Djanira da Motta e Silva, Lygia Clark, Wanda Pimentel, Anna Maria Maiolino, Tarsila do Amaral, Regina Vater, Rosana Paulino, Lina Bo Bardi, Anna Bella Geiger, Teresinha Soares, Mônica Nador y JAMAC, Donna Haraway, Niki de Saint Phalle y Guerilla Girls. Admirarlas a todas como una forma de resistencia y también de creación. Admirar no es un acto pasivo, sino radical, que construye una genealogía de miradas.