Ésta es la canción del bongó:
—Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
Unos dicen: ahora mismo,
otros dicen: allá voy.
Pero mi repique bronco,
pero mi profunda voz,
convoca al negro y al blanco,
que bailan el mismo son,
cueripardos o almiprietos
más de sangre que de sol,
pues quien por fuera no es noche,
por dentro ya oscureció.
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
En esta tierra, mulata
de africano y español
(Santa Bárbara de un lado,
del otro lado, Changó)
siempre falta algún abuelo,
cuando no sobra algún Don
y hay títulos de Castilla
con parientes en Bondó:
vale más callarse, amigos,
y no menear la cuestión,
porque venimos de lejos
y andamos de dos en dos.
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
Habrá quien llegue a insultarme,
pero no de corazón;
habrá quien me escupa en público,
cuando a solas me besó…
A ése, le digo: —Compadre, ya me pedirás perdón, ya comerás de mi ajiaco, ya me darás la razón, ya me golpearás el cuero, ya bailarás a mi voz, ya pasearemos del brazo, ya estarás donde yo estoy: ya vendrás de abajo arriba, ¡que aquí el más alto soy yo!
Un video de este poema, en voz de su autor, puede oírse aquí
Nicolás Guillén, Sóngoro cosongo en El son entero. Suma poética, 1929-1946, Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1947, pp. 25-44, pp. 28-30. Publicado con el permiso de la Fundación Nicolás Guillén.
Emma Kunz (1892-1963), Dibujo Núm. 013, s.f.